Maria-Antònia Oliver regresa a la novela con una historia de amor y muerte
Tras unos años de silencio originado por una grave enfermedad del corazón y por la muerte de su marido, el también escritor Jaume Fuster, Maria-Antònia Oliver ha regresado a la novela con una historia "sobre el amor y sobre la muerte" cuyo título es Tallats de lluna (Edicions 62). La historia está narrada por un homosexual que padece el sida y que ha sufrido la muerte de su pareja como consecuencia de la misma enfermedad. Tomeu, Tomeva para los íntimos, pone negro sobre blanco "sus sentimientos y su relación con la vida y la enfermedad", explicó la autora en la presentación del libro. A pesar de que los temas de fondo, el amor y la muerte, podrían llevar a pensar lo contrario, Oliver aseguró que Tallats de lluna no es una novela autobiográfica: "Esta no es la historia de amor y de muerte mía y de Jaume Fuster", afirmó con vehemencia. Por el contrario, la escritora mallorquina explicó que la novela nació "mucho antes" de saber que tendría una enfermedad grave y de que Fuster moriría. Tallats de lluna nació entre 1995 y 1996, y en los últimos meses la escritora la ha puesto al día con un par de nuevas redacciones en un trabajo que no ha sido nada fácil.
La voz de un hombre
La autora quería conjugar una experiencia propia -su paso por un hospital a causa de una embolia que sufrió a los 41 años- y unas ganas tremendas de meterse en la piel de un hombre para narrar. Lo más duro del proceso de reescritura, reconoció Oliver visiblemente emocionada, fue releer párrafos en los que expresaba algunos sentimientos sobre la muerte "muy similares" a los que sintió cuando falleció Fuster, en 1998: "Me encontré con fragmentos que expresaban cosas que entonces no podía verbalizar porque me había quedado sin palabras", afirmó. Identificada con las palabras de su propio personaje, Oliver renunció a cambiar cualquiera de estos pasajes. Tallats de lluna toma el título de una expresión mallorquina que se refiere a las personas que son "un poco lunáticas". Tomeu, el protagonista, tiene algo de eso, y en algunos momentos reacciona con violencia ante los obstáculos con que se encuentra. Sin embargo, la relación que mantiene con su compañero le atempera. La muerte de éste le hace caer en una profunda depresión de la que sale con la ayuda de Júlia, una amiga que tiene también el sida y que le anima a escribir.
Oliver, que recientemente ha rechazado la Creu de Sant Jordi de la Generalitat, negó que su decisión estuviera influida por el hecho de que no se la hubieran entregado a Fuster en su momento. Por el contrario, Oliver aseguró que había comunicado al consejero de Cultura, Jordi Vilajoana, que no le interesa "este tipo de honores", aunque añadió: "La Creu de Sant Jordi está desvirtuada porque se la dan a demasiadas personas, algunas de las cuales no quiero que figuren a mi lado".
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