La torre de Pisa está ya muy enderezada
Los ingenieros que están trabajando para enderezar un poco la torre de Pisa y evitar su desplome se encuentran ya a mitad del camino. El punto más alto de la misma está ya 23 centímetros más cerca de donde debía estar. John Burland, director del proyecto, afirmó recientemente que podrá ser abierta a los visitantes en junio de 2001 y que la restauración le asegura otros 350 años de existencia. El monumento mantendrá su encanto, ya que seguirá inclinado.
Cuarenta y un agujeros
Según explicó Burland, ingeniero británico, la pasada semana en la reunión anual de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia, antes del próximo junio se habrán corregido otros 22 centímetros de la inclinación, consiguiendo con ello que la torre se mantenga en condiciones durante otros 350 años.Burland, del Imperial College de Londres, fue invitado por el Gobierno italiano en 1990 a intentar enderezar la torre. "Se trataba de una oportunidad única para la ingeniería civil", afirma. "La torre estaba a punto de desplomarse".
La torre se inclina porque el terreno en el que está asentada tiene una consistencia similar a "la de la gelatina o la gomaespuma", explica Burland. Pero el mismo terreno que le estaba causando la muerte ofreció una solución: sacar tierra muy despacio de debajo de una parte de la torre permitió al equipo de trabajo rectificara siglos de hundimiento. Esta solución no se había intentado nunca con anterioridad y se aprobó después de un intenso debate. El proyecto continúa recibiendo críticas en Italia.
Burland se muestra optimista sobre el éxito de los trabajos. Aunque todavía falta camino por recorrer, el ingeniero británico tiene esperanzas de que la torre pueda reabrirse para el 16 de junio, coincidiendo con la romería de San Renieri, el patrón de Pisa.
El pasado mes fue crucial para el proyecto, según manifiesta Burland. Las perforaciones del terreno fueron suspendidas durante las vacaciones de agosto y el asentamiento de la torre en su esponjosa base indicó cómo se comportará probablemente una vez terminadas las obras. Hasta el momento lo hace mejor de lo que indican los complicados modelos de ordenador elaborados para simular su comportamiento.
Hasta ahora se han sacado unas 30 toneladas de tierra. El control de la cantidad extraída de cada uno de los 41 agujeros practicados permite conducir la torre en su enderezamiento. Las perforaciones están especialmente diseñadas para no afectar al suelo colindante: la torre se encuentra todavía en una situación precaria; un temblor de tierra o incluso una fuerte tormenta podrían hacerla caer.Ésta no es la primera torre mundialmente conocida que Burland ha ayudado a mantener erguida. Ha intervenido en dos ocasiones en los trabajos de construcción en los alrededores de la torre del conocido reloj londinense Big Ben, en el palacio de Westminster -primero durante la construcción de un aparcamiento subterráneo en 1970, y, más recientemente, cuando la línea del metro fue ampliada peligrosamente cerca de los cimientos de la torre del reloj-. Como muchos turistas notan, la torre está realmente inclinada unos 20 centímetros.
Volviendo a Pisa, la terminación de los trabajos de estabilización significará que la torre tendrá prácticamente la misma apariencia que en 1838. Y continuará inclinada: buena noticia para los vendedores locales de recuerdos, pero mejor noticia para Burland: "Había dos posibles finales inaceptables para este proyecto, y uno de ellos era una torre derecha", manifestó.
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