Se derrumba el mito de Bobby Knight
La Universidad de Indiana despide a su legendario entrenador por sus malos modales
Los malos modos de Bobby Knight -legendario entrenador de baloncesto de la Universidad de Indiana y cabeza de la selección olímpica de basket que en 1984 ganó la final a España y tres veces campeón de la liga universitaria de EE UU- le acaban de costar la carrera. Tan cubierto de éxitos como de vergonzosas y atribiliarias actuaciones, la universidad en la que era un mito no ha podido más con sus salidas de pata de banco y le despidió ayer por encararse el jueves pasado con un estudiante, en lo que muchos han visto como una provocación en la que el viejo cascarrabias, de 59 años, mordió el anzuelo con furia letal.La carrera de Knight está sembrada de triunfos -es el segundo entrenador con más victorias en la liga universitaria de EE UU, en la que empezó como entrenador de la US Military Academy, de donde le viene su pasión por el general Patton- y de tumultuosas actuaciones antideportivas: lanzar sillas a la pista, arrojar a un aficionado a un cubo de la basura, pelearse con la policía de Puerto Rico, echar a su propio hijo a patadas del banquillo... A Knight le cayó la soga en el cuello el pasado mes de mayo, al trascender unas imágenes de un entrenamiento de hace tres años en las que se le veía apretar el cuello de uno de sus jugadores.
Aquella agresión fue la gota que casi colmó el vaso. Knight es una figura carismática en Indiana, con miles de seguidores en el Estado en el que el baloncesto es una religión y entre los 40.000 estudiantes de la universidad, y las autoridades no se atrevieron entonces a despedirle por más que hubiera un nutrido coro que reclamaba medidas drásticas contra un hombre que desde su situación de privilegio no dejaba de dar malos ejemplos. La Universidad la sancionó con tres partidos, 30.000 dólares (casi seis millones de pesetas) de multa y le impuso una política de "tolerancia cero" con su mala conducta: no podía entrar en contacto físico con estudiantes ni intervenir en el más mínimo altercado.
Kent Harvey, estudiante nuevo en Indiana, e hijo de Mark Shaw, unos de los más acerados y persistentes críticos de Knight, se cruzó el jueves con él en el campus de Bloomington. "¿Qué pasa, Knight?", le dijo. El entrenador se volvió con furia, le clavó los dedos en el brazo y se le encaró: "A mí no me llamas Knight. Para tí soy entrenador Knight o señor Knight". Llamarle por el apellido suponía que el estudiante se toma una confianza que no debía. Mark Shaw -padre del joven, abogado que no ejerce, escritor, comentarista de radio y analista jurídico en televisión durante el juicio por violación a que fue sometido hace unos años Mike Tyson- aireó el incidente todo lo que pudo y puso a Knight a la defensiva. El entrenador convocó una conferencia de prensa el viernes para dar su versión de lo ocurrido, que presentó como un intento de enseñar modales al joven, quien no aprendió la lección: tras el choque se despidió con un irreverente "Adiós, Knight". Knight también hizo notar el viernes que el chaval "es hijo del más vitriólico crítico que he tenido, ¡qué curioso!".
La algarada verbal -en la que muchos han visto una provocación a un hombre cuya personalidad ni las aceptaba ni podía soportar una más- obligó a una reunión de urgencia de los responsables de la universidad. Myles Brand, el rector, defendió en mayo las sanciones menos radicales contra el entrenador por estimar que era lo que "ética y moralmente se debía hacer" ante quien ha dado todo tipo de entorchados a la universidad, de cuyo equipo de baloncesto se hizo cargo en 1971. "Le dimos una última oportunidad", declaró ayer Brand al anunciar el despido. "No la ha aprovechado".
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