_
_
_
_
_

El MNAC exhibe obras de la mejor colección de pintura española existente en el extranjero

Parece una historia con épica televisiva. Un magnate del petróleo de Dallas, Algur Hurtle Meadows (1899-1978), viajó en los años cincuenta a España. Sus motivos eran profesionales, pero aprovechó sus visitas a Madrid para frecuentar el Museo del Prado. Así, decidió convertirse en coleccionista de arte español. Sus preferencias se centraron en el Siglo de Oro: Murillo, Velázquez y Ribera, entre otros. Pero en su pinacoteca, el industrial petrolero hizo también un hueco para la pintura de otras épocas. Una selección de la colección se exhibe ahora en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC).

Joyas de la exposición

La colección comprende, además de obras del Siglo de Oro, pintura gótica, la fuerza de los goyas y el arte del siglo XX, con cuadros de Picasso, Gris y Miró. Una selección de 27 cuadros de las cerca de 700 piezas que componen la colección es la que puede contemplarse en el MNAC desde hoy y hasta el 5 de noviembre.La exposición Pintura española de la Colección Meadows ha sido organizada por el MNAC conjuntamente con el Museo Meadows y el Museo Thyssen-Bornemisza, en cuya sede madrileña pudo contemplarse hasta el pasado 27 de agosto esta misma selección. Las obras expuestas en la exhibición, que ha contado con el patrocinio de Caja Madrid, suelen exhibirse en el Museo Meadows, trasladado ahora a un nuevo edificio en el campus de la Universidad Metodista del Sur, en la ciudad tejana de Dallas. La nueva dependencia museística, al igual que el antiguo museo, ha sido financiada por la Fundación Meadows, que fue creada por el industrial petrolero para el desarrollo de sus actividades como mecenas.

Siglo XX

La elección de las obras que han viajado a Barcelona ha sido realizada por Tomàs Llorens, conservador del Museo Thyssen. En su presentación barcelonesa, la coordinación de la exposición ha recaído en Margarita Cuyàs, responsable del departamento de arte del Renacimiento y del barroco del MNAC. Según Cuyàs, dos de las joyas de las exposición son los trabajos de Velázquez Sibila con tábula rasa (1648) -"una obra que podríamos considerar, con más de 200 años de anticipación, preludio del impresionismo", dice- y La reina Mariana de Austria (1656), probablemente un esbozo de trabajo, lo que confiere al retrato una frescura y vitalidad admirables. Según el criterio de Cuyàs, otra de las joyas de la exposición es Santa Justa y santa Rufina (1665), de Murillo, de quien se exhibe asimismo una de sus celebradas inmaculadas.También tiene especial relevancia la obra San José y el niño Jesús, de Antonio Pareda, cuadro que recoge la tendencia del siglo XVII de reivindicar desde el catolicismo la figura paternal de san José, representado como un hombre joven en confrontación con la Edad Media, en la que aparecía casi como un anciano. Junto a estas piezas del Siglo de Oro, la exhibición muestra dos piezas góticas: San Blas, entronizado (1485), de Martín Bernat, y Acacio y los 10.000 mártires del monte Ararat (1440), de Fernando Gallego. También se encuentra representado Francisco de Goya con varias piezas: Retrato de Francisco Sabatini (1775-1779), Corral de locos (1794) y el fragmento de Estudiantes de la academia Pestalozzi (1806-1807), obra en la que también, al igual que Velázquez, parecía anticiparse a tendencias artísticas venideras.

Ya del siglo XX encontramos la exhibición de las obras de la Colección Meadows El Segovianito (1912), de Ignacio Zuloaga, obra casi contemporánea de Paisaje cubista, de Juan Gris (1917), aunque con un planteamiento formal y conceptual obviamente muy distante. También pueden verse Naturaleza muerta en un paisaje (1915), de Picasso, y Retrato de la reina Luisa de Prusia (1929), de Joan Miró, una obra que pudo contemplarse en la exposición antológica que se dedicó al artista en la Fundación Miró de Barcelona en 1993.Tras su presentación en Barcelona, las obras volverán al nuevo Museo Meadows, cuya inauguración está prevista para marzo de 2001 con la exposición dedicada al arquitecto español Santiago Calatrava Lo poético del movimiento: la arquitectura de Santiago Calatrava.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete
Joan Sanchez

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_