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Reportaje:

Goleada de bautismos

El estadio de fútbol Vicente Calderón, del Atlético de Madrid, se convirtió ayer en un inmenso templo..., pero no deportivo, sino religioso. Del túnel de vestuarios no salieron los 11 jugadores rojiblancos que disputan sobre el césped los partidos, sino 118 iniciados que iban con ilusión a recibir el bautismo como testigos cristianos de Jehová. No llevaban botas de tacos, sino calzado de piscina o descalzos. No vestían medias de colores, pantalón deportivo ni camiseta. Llevaban bañadores y toalla o albornoz. Se bautizaron según el rito propio de esta confesión: sumergiendo todo el cuerpo en agua. Unos 22.000 seguidores de esta confesión presenciaron la ceremonia desde las gradas del estadio, según un comunicado de la organización religiosa.Los testigos cristianos de Jehová celebran, durante este fin de semana, su congreso anual, y al Vicente Calderón han llegado seguidores de esta organización provenientes de Ávila, Toledo, Segovia, Cáceres, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Salamanca y Madrid.

Los fieles escucharon salmos religiosos por unos grandes altavoces. Toda actividad quedó paralizada por completo en el momento de la oración. Fueron 10 minutos de silencio. De actividad espiritual. De manos juntas, con las palmas pegadas y actitud de recogimiento. Pasada la oración, la actividad renació.

Comenzó entonces, hacia el mediodía, el bautismo masivo en dos piscinas móviles, situadas detrás de las porterías del estadio. En una, se bautizaron las mujeres, en traje de baño; en la otra, los hombres en bermudas. Dejaban la toalla en unos bancos, bajo una lona y encaminaban sus pasos hacia las piletas. Una escalera les conducía al agua. Dentro de la piscina había dos oficiantes, vestidos de blanco, con camiseta y pantalón corto, que ejercían de maestros de ceremonia.

Cogían a los iniciados por la cabeza y les sumergían de espaldas en el líquido. Si a uno de los bautizados se le salían los pies del agua en el momento en que le hundían la cabeza en el agua, se tenía que repetir el bautizo. La inmersión del cuerpo tenía que ser completa, no podía quedar fuera ni la punta del meñique.

El delegado de la organización, José Luque, explicó ayer que en España hay actualmente más de 125.000 testigos, y en el mundo, más de cinco millones y medio, repartidos por 233 países.

La sede nacional de la organización está en la madrileña localidad de Ajalvir. En su construcción se invirtieron 1.800 millones de pesetas, según Efe. Y es uno de los tres centros impresores de las publicaciones de los testigos de Jehová existentes en Europa, con una capacidad de tirada de 32.000 revistas a la hora en cuatro idiomas.

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