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Elecciones a la presidencia del FC Barcelona

El Barça elige al sucesor de Núñez

93.006 socios están citados a las urnas, de 10.00 a 22.00 en el Miniestadi, para decidir entre Gaspart o Bassat

Ramon Besa

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Justo cuando acabe el día, alrededor de las 24.00 horas, aunque hay analistas que auguran un domingo tan radiante que antes de que oscurezca ya dispondrán de un resultado fiable, se espera que el Fútbol Club Barcelona tenga un nuevo presidente. Un total de 93.006 socios elegirán entre Joan Gaspart o Lluís Bassat en una jornada especialmente festiva, por ser domingo, porque no hay mejor manera de certificar la salud democrática de un club que acudiendo a las urnas y porque ya era hora de que llegara el día 23, pues la campaña se ha hecho larga y previsible, aunque en la última semana recuperó el tono de contienda que se les supone a dos candidaturas de signo opuesto, que reflejan al fin y al cabo el momento que vive el Barcelona después de veintidós años de mandato de Josep Lluís Núñez.La situación invita a los socios a acudir en masa a votar, y el club ha dispuesto la mejor infraestructura posible, aunque tanto la fecha como la ausencia de actos limitan la participación. No es hoy día de partido grande ni se presenta la plantilla, como ocurrió en las dos últimas reelecciones de Núñez. Ni tampoco hay otro aliciente añadido que una jornada de puertas abiertas. Núñez ha estado tan presente en la campaña como los dos candidatos, tal que aspirara a procurar quien debe sucederle una vez que no ha podido acabar su mandato (le quedaban dos años más), maltratado como se ha sentido.

La beligerancia del presidente ha sido especialmente significativa, sobre todo si se compara con el fair-play de Gaspart y Bassat, aunque al publicista se le ha recriminado que descalificara al hotelero por su mala gestión, como si el quehacer profesional y ciudadano nada tuviera que ver con la actuación en un club de fútbol. Ba- ssat ha buscado un punto de inflexión en una campaña que, según los sondeos, ha estado a favor de Gaspart desde el inicio, y parece haberlo encontrado en los dos últimos días.El anuncio del fichaje de Gerard, así como el pacto entre Gaspart y Castells, han dado a Bassat el empaque de candidato dispuesto a cambiar el orden de las cosas que no tuvo a mitad del proceso electoral tras un arranque brillante. Había hablado mucho del club y poco del equipo, quizá por su escrupulosidad y profesionalidad, por entender que los futbolistas eran competencia de la comisión deportiva.Gerard no es Figo, pero sí otorga a la candidatura de Bassat una credibilidad de la que carecía por el dominio de la escena que ha ejercido Gaspart, seguro y convencido de su éxito.

Más que como candidato, el ex vicepresidente se ha comportado como un presidente, de manera que ha procurado que la campaña girara más sobre su figura que alrededor de un debate regenerador del barcelonismo. El cuerpo a cuerpo beneficiaba más a Gaspart, que actuó con determinación, tanta que ha agrupado a distintos precandidatos y al candidato Joan Castells. Gaspart representa al barcelonista militante, por norma antimadridista, el que piensa que en la vida no hay nada mejor que ser del Barça, el socio pasional, orgulloso, y como tal, satisfecho en su mayoría con el legado de Núñez. Es gente fiel y, consecuentemente, hoy estará en el Miniestadi, junto con ese socio que se ha convencido de que votar a Gaspart no es ninguna vergüenza, sino que puede ser una solución.Bassat aglutina el otro bando, el liderado por Johan Cruyff, un sector difícil de traducir en votos pues el holandés tuvo un mayor predicamento entre los aficionados. El sector crítico, por lo demás, difícilmente vota en bloque, como el oficial, porque tiene muchos más matices, y también pasa por ser menos comprometido. Cuesta, pues, hacer cálculos de la misma manera que el efecto Madrid es de difícil aplicación, entre otras razones, porque en el Barça no existe el voto por correo, el mismo que impulsó al éxito a Florentino Pérez en Chamartín.

La confrontación refleja, consecuentemente, las dos formas que hay de entener el barcelonismo, y de ahí que se considere vital que la jornada electoral sea serena, como primer paso para superar un enfrentamiento que ha provocado una gran fractura social en el barcelonismo.

La normalidad democrática, el saber ganar y perder siempre que el proceso electoral haga respetar las reglas del juego, se adivina como elemento decisivo para la reconciliación y, desde la unión, afrontar un mañana complicado por el rumbo que últimamente ha tomado el fútbol.

En el barcelonismo se viene apreciando un cierto deterioro,abandono, o desapego social si se quiere, de manera que los candidatos estiman que una buena participación en la jornada de hoy activaría los estímulos del culé para que volviera a vibrar. La mayor implicación del socio y también del aficionado pasa, en cualquier caso, por un cambio de estilo desde el mando.

La salida de Núñez se interpretará, en este sentido, como un sedante si ayuda a serenar el ambiente. Unas buenas elecciones se presentan, consecuentemente, como el mejor punto de partida para un Barça tan confundido hoy como expectante con el mañana. Nadie como Figo para simplificar el asunto culé.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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