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La serpiente que se comió al gato

María tardará en olvidar el documental sobre la actividad depredadora de las serpientes pitón que se representó una noche, en vivo y en directo, en el dormitorio de uno de sus hijos. La mujer se despertó sobresaltada por el maullido de uno de sus gatos. Se levantó a toda prisa de la cama y cuando llegó a la habitación de la que procedían los ruidos se quedó helada. Delante de sus ojos, una imponente serpiente pitón de 9,7 kilos de peso y 1,80 metros de longitud estaba devorando tranquilamente a uno de sus gatos. Así consta en la sentencia dictada por una juez de Valencia que condena al dueño del reptil y de la tienda de animales situada bajo la vivienda de María.La sentencia que acaba de dictar la titular del Juzgado de Instrucción número 13 de Valencia condena al propietario de la tienda, Santiago A. G., a pagar una multa de 60.000 pesetas o a un arresto sustitutorio de 15 días, aparte de hacer frente a las costas del proceso. No incluye ninguna indemnización a la denunciante porque ésta no la solicitó. Pero el dueño de la tienda insiste en la inocencia de su serpiente, según dijo ayer su hermano, y ha presentado un recurso de apelación ante la Audiencia de Valencia.

La juez considera probado que el 30 de junio de 1999 la serpiente pitón se escapó de esta tienda de animales de Valencia.El reptil aprovechó "la existencia de una grieta en el techo del terrario" para "agrandar el hueco existente" y librarse de su cautiverio, prosigue la sentencia. Tras vagar "libre por el vecindario" se coló en el edificio contiguo a la tienda. Por un balcón, penetró en la vivienda de María, donde todos dormían. Hasta que uno de sus dos gatos se puso a maullar y no se calló hasta que acabó saciando el apetito de la serpiente.

La sentencia considera al dueño de la tienda culpable de una falta contra los intereses generales. Una infracción incluida en el Código Penal para castigar a los encargados de la custodia de animales feroces o dañinos que los dejen sueltos o en condición de causar un mal.

Porque, en opinión de la juez, Santiago no tenía el terrario "con las condiciones de seguridad necesarias para evitar que la serpiente se escapara", como prueban las fotografías tomadas en la tienda, en las que se aprecia "la grieta del techo del terrario" y el "agujero y desconchado" por el que salió de la tienda el reptil. Este "defecto de vigilancia y de cuidado de la conservación de las instalaciónes" posibilitó "que la serpiente que se hallaba bajo su cuidado pudiera causar el mal", detalla la sentencia. Y advierte que el daño pudo ser "mucho mayor", porque el reptil entró a la casa por el dormitorio de uno de los hijos de María.

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