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En busca del cielo

A sus 34 años Manuel González Díaz es uno de esos pocos afortunados que está a punto de ver realizados sus sueños. Este vecino de San Pedro de Alcántara dirigirá la primera expedición andaluza que tratará, en mayo, de coronar la cima de la montaña más alta del mundo, el Everest. Los 8.848 metros de altitud que separan su cumbre del nivel del mar serán la culminación a una aventura que comenzó a los 16 años, cuando unos amigos le contagiaron su "pasión por la escalada".Aburrido de intentar descubrir los secretos de las profundidades de la tierra con otros aficionados espeleólogos, cambió "la oscuridad de estas cavidades por la luz de las montañas". Ya a los 21 años consiguió subir al Aconcagua en invierno y sin apoyo. Entre las numerosas expediciones de las que ha formado parte destacan cuatro a montañas de más de 8.000 metros. En esta aventura le acompañarán también otros siete escaladores con sobrada experiencia como él, que tratarán de emular la hazaña que por primera vez consiguieran en el año 1953 el neozelandés Edmund Hillary y el sherpa nepalés Tensing Butia.

A pesar del riesgo que conlleva este tipo de aventuras, para González "merece la pena, porque el sueño de todo escalador es llegar al pico más elevado del planeta". Para conseguirlo "el factor suerte es muy importante", sobre todo en cuanto a la climatología, ya que de ésta depende el resultado final. Según el montañero, "a esta altitud las temperaturas pueden variar de los 40 grados a los diez bajo cero en un solo día, y pueden producirse situaciones extremas en las que una ráfaga de viento desplace la tienda varios metros". "Sin embargo", aclara, "merece la pena porque la montaña tiene días grandiosos, y en general el cómputo es bueno, a pesar de que por encima de los 7.000 metros la supervivencia es difícil".

En los últimos 850 metros de la escalada utilizarán oxígeno para alcanzar el techo del mundo y tocar el cielo. Contra lo que se pueda pensar, la pasión de González no le viene de familia, aunque ésta ya le ha dado por imposible y se ha acostumbrado a su devoción por este deporte de riesgo. Confían sobre todo en su experiencia y nunca han intentado disuadirle. "Todavía sienten incertidumbre, y mi madre y mi tía lo llevan peor que los demás, ya que en una ocasión estuve 15 días sin poder comunicarme con ellos", recuerda.

La expedición, que iniciará la ascensión en marzo, cuenta con el apoyo de la Consejería de Deportes y de la Federación Andaluza de Montañismo, tiene un presupuesto de 40 millones de pesetas y una duración de tres meses. Los convenios que esperan firmar permitirán enviar vía satélite toda la información y lograr su difusión televisiva.

Pero su avidez por las alturas no tiene límite. Ha sabido aplicar los conocimientos de este deporte a la empresa, y fundó junto a su compañero de escalada Ali Manen Andaluza de Trabajos Verticales, en la que ofrecen "todo tipo de trabajos de altura y obras sin andamios". Los operarios de esta firma, ubicada en San Pedro Alcántara (Marbella), se descuelgan por las fachadas de los edificios como si se tratara de una montaña más, para acometer tareas de restauración. Han participado en algunos trabajos para cine y publicidad, para lo que han instalado complicados sistemas de seguridad a base de cuerdas en rodajes en zonas verticales, y su mayor aspiración es trabajar en la fachada de una catedral o poder restaurar el desfiladero del Caminito del Rey en el Chorro, por lo que están pendientes de que se realice una convocatoria pública para presentar su proyecto.

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