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Estatutos

¿Ustedes creen que el ciudadano se entera de algo? En todo caso sufre las consecuencias de la falta interesada de un acuerdo político. En Sevilla, el metro no es una necesidad. Es una urgencia plena que se viene demorando desde que en su día se abrieron aquellas bocas iniciales para el metro y que, a toda prisa, fueron convertidas en criaderos de champiñones por culpa de los intereses partidistas. Aún nadie me ha querido explicar, sin matices políticos, cuáles son los problemas para que Sevilla tenga su metro. ¿Son problemas técnicos? ¿Acaso existe un insalvable escollo en el trazado de sus líneas? ¿El dinero que nos va a costar va a ser, por ejemplo, menos necesario y útil que el que se invirtió en Bilbao? El único denominador común que se entresaca de las posturas de cada cual es que no quieren que lo haga Alejandro Rojas-Marcos. Que sea el alejandrino munícipe quien, al final del trayecto, se haga la foto parece ser que irrita a todos. A todos menos a una ciudad cada vez más esclavizada a la torpe dependencia de sus comunicaciones y a su encolerizada enemistad con el bienestar.Los sueños alejandrinos suelen costar caros. Son los sueños de un tipo que, cada vez que se le enciende la bombilla, ilumina la espesa niebla ambiente con un proyecto marca de la casa que por sus dimensiones suele irritarnos. A lo peor el problema no son sus sueños. Sino la cortita visión de una ciudad que a lo más dulce que aspira es a los pastelitos de sus conventos. Sus sueños pueden ser caros. Pero más caro le sale a la ciudad la pesadilla diaria de un tráfico atorado, de un centro condenado al colapso, de un río invadido por la feria del vehículo de ocasión... para poder aparcar, de una Sevilla periférica angustiada por su incapacidad para conectar con el corazón de la urbe de manera cómoda y plácida. Esa pesadilla continua que sufre el ciudadano que vive o trabaja en el centro sí que es cara. Pero poco importa si la paga el gorrión de la película, los actores invitados a esta comedia.

Ayer se aprobaron los estatutos de la sociedad encargada de hacer realidad, de una vez por todas, el metro de Sevilla. Ya tiene Rojas-Marcos en sus manos el guión de su próxima película. Se intuye que habrá acción y alguna que otra pelea. Pero Sevilla necesita que tenga un final feliz.

J. FÉLIX MACHUCA

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