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LOS NUEVOS CONSEJEROS

CARME LAURA GIL Una republicana en Enseñanza

Francesc Valls

Es un cóctel con dosis de tradición cultural progresista, de tozudez y de admiración por Jordi Pujol. Carme Laura Gil Miró, la nueva consejera de Enseñanza, es así, según sus colaboradores. Nació hace 64 años en Benissanet (Ribera d"Ebre) "por circunstancias familiares", asegura ella misma. Su madre quiso que viera la luz en la casa pairal familiar de la comarca de las tierras del Ebro. Pero a los tres días de haber nacido ya estaba de vuelta en Barcelona.Inició su carrera profesional en la Universidad, pero donde recaló por más tiempo fue en el Instituto Joan Maragall, de Barcelona. Allí pudo probar sus habilidades como licenciada en Filología clásica y Ciencias de la educación. Concentrada en la enseñanza durante años, pasó a la gestión política en 1980. Con la primera victoria autonómica de su admirado Jordi Pujol, esta catedrática de Latín inició su carrera política. Joan Guitart, el políticamente más longevo de los consejeros de Pujol, le ofreció la dirección general de Bachillerato. Ella aceptó.

Se rodeó de colaboradores de todos los colores políticos, con predominio del rojo. Eran años en los que la renovación pedagógica se hallaba acuartelada en los partidos de izquierda -PSC y PSUC-, y Convergència era vista -con excepciones como Maria Rúbies- como algo ajeno a este mundo. La propia Carme Laura Gil no militaba en CDC, pero sí sentía una gran admiración por su líder, Jordi Pujol. No entendía lo que ella denominaba "formas groseras" del profesorado de enseñanza secundaria. "Si un día invito al presidente de la Generalitat a una inauguración sois capaces de no levantaros cuando Pujol entre", reprochó en más de una ocasión a unos docentes marcados por la resistencia antifranquista. Pero ella no estaba libre de ese estigma. Durante una gala solemne del Liceo, la ahora consejera permaneció sentada a la entrada del Rey, aconsejada seguramente por su espíritu nacionalista y su laicidad republicana. Como diputada -tercera en las listas de CiU en 1996- votó a favor de la despenalización del aborto, incluso del cuarto supuesto, una iniciativa de Izquierda Unida. Los centros escolares confesionales la recuerdan como un "hueso" que no se plegaba -como sucede a menudo en la coalición- a los designios católicos, apostólicos y romanos tanto con la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (LODE) como con la Ley de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE).

La actual consejera es de las personas que desde CDC creen que lo público -por encima de lo privado- debe ser tarea prioritaria de una Administración que rinde cuentas a los contribuyentes.

En cierta ocasión, durante un encierro de profesores en el Departamento de Enseñanza, se quedó en las dependencias al considerarse responsable de ellas. No dejó entrar comida y permaneció junto a los profesores hasta las siete de la mañana del día siguiente. Los encerrados -ganados por el hambre, el cansancio y la tozudez de la directora general- abandonaron el Departamento de Enseñanza con Carme Laura Gil a la cabeza.

Así que, con estos principios, la directora general se ganó la fama de dialogante pero dura. La ahora titular de Enseñanza pasó por tres direcciones generales: Bachillerato, Profesorado y Centros y Planificación. Fue una de las grandes impulsoras de la reforma, en la que puso más énfasis en el Bachillerato que en la Formación Profesional. Carme Laura Gil, junto a Maria Eugènia Cuenca, entonces secretaria general del Departamento de Enseñanza, fue exponente de la primera generación de mujeres que se abrió paso en una Administración misógina que ha tenido que esperar 19 años para tener tres consejeras. 1993 marca un paréntesis en la carrera de Carme Laura Gil en la Administración.

La llegada de Pujals

La llegada de Joan Maria Pujals al Departamento de Enseñanza puso fin a su etapa de directora general. La conversación entre Pujals y Gil duró tres minutos. Después, Carme Laura Gil volvió a su instituto. Y esta vez, ante la falta de vacantes, su destino fue la biblioteca del centro. Pero su ostracismo político duró poco. Ingresó como militante en CDC y fue rescatada del Maragall por Presidencia para hacerse cargo del Museo de Historia de Cataluña, un centro que la izquierda considera pujolista y al que CDC pone pegas. En el universo nacionalista convergente se considera que hay demasiado espacio dedicado a la Cataluña musulmana y una visión excesivamente españolista del periodo republicano. En cualquier caso, Carme Laura Gil cumplió su propósito: acabó a tiempo la obra, que era vista con recelo por el Departamento de Cultura.

De su paso por el Congreso de los Diputados quedan ejemplos de dureza, como su intervención, en noviembre de 1997, contra el plan de humanidades de Esperanza Aguirre: "Ustedes [por el PP] quieren destruir lo nuevo y recuperar lo caduco con una actitud reaccionaria; ustedes quieren dar un golpe mortal al humanismo al propugnar la ley del mercado en la educación; ustedes quieren recuperar la España unitaria de ayer en lugar de la realidad plurinacional de hoy".

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