Pocas esperanzas de hallar vivo al cooperante español en Colombia
Paz y Tercer Mundo asegura que los paramilitares son culpables de la desaparición
Decenas de pangas (botes) seguían buscando ayer al cooperante bilbaíno Iñigo Egiluz Tellería, de 24 años, y al sacerdote colombiano Jorge Luis Mazo Palacios, de 37, que desaparecieron en la selvática región colombiana del Chocó el jueves por la noche (madrugada del viernes en España). En Quibdó, capital del Chocó, se tenían escasas esperanzas de encontralos con vida. Testigos y compañeros de los desaparecidos señalan con el dedo a los culpables del suceso: los grupos paramilitares.
Para la ONG a la que pertenece Egiluz, Hirugarren Mundua eta Bakea-Paz y Tercer Mundo (PTM), "es evidente que fueron los paramilitares" los que embistieron la lancha en la que viajaban los desaparecidos y después huyeron. "No podemos decirlo con toda seguridad, pero las pruebas así lo indican", confesaba un responsable de la diócesis de Quibdó. PTM y la diócesis trabajan en un proyecto de apoyo a campesinos desplazados, por lo que recibieron el premio de la Oficina Humanitaria de la Comisión Europea.El choque ocurrió muy cerca de Quibdó. La embarcación en la que navegaban los desaparecidos tenía 18 metros de eslora y estaba marcada con las siglas de PTM. "A las nueve y media de la noche, la embarcación fue arrollada por una lancha rápida que repentinamente se dirigió en forma perpendicular al bote", relata la diócesis de Quibdó. Nadie cree que fuera un accidente. La ONG recalcó ayer que "lo ocurrido no es un hecho aislado". Los miembros de PTM y sus colaboradores de la diócesis "han sido víctimas de todo tipo de amenazas, persecuciones y señalamientos sólo por acompañar a las comunidades campesinas que se resisten a ser expulsadas por los paramilitares".
En la denuncia se explica que la lancha que se precipitó contra el bote en el que viajaban los desaparecidos es usada por paramilitares desde mayo de 1997. Los campesinos del Atrato pudieron ver la lancha el viernes por la mañana cargada con seis hombres armados.
Los miembros de PTM se esforzaron ayer por aparentar que mantienen la esperanza de que Egiluz y Mazo sean localizados vivos. La consternación era evidente ayer en la sede de la ONG en Bilbao, donde compañeros y amigos de Egiluz no lograron contener las lágrimas. Lágrimas similares a las de los compañeros colombianos de los desaparecidos, pero éstos no disimulaban el pesimismo. "Ojalá, quiera mi Dios, encontremos los cadáveres -relata un trabajador de la diócesis de Quibdó-, pero el río está muy crecido, la gente ha salido a buscarlos, pero...", los sollozos atajan las explicaciones. El rastreo "seguirá al menos durante el día de hoy [ayer]", aseguró el miembro de PTM Iñaki Valentín.
Las otras ocho personas que navegaban con ellos, miembros de la diócesis y campesinos, lograron ser rescatadas tras el choque. Tres responsables de la ONG y un hermano de Eguiluz, Aitor, partieron anteayer hacia Colombia. La diócesis ya ha presentado una denuncia ante la fiscalía colombiana y PTM prevé hacer lo mismo, a pesar de la impunidad que reina en Colombia. Un portavoz de PTM aseguró que la intención es seguir trabajando en el Chocó. "Si las instituciones retiran su ayuda, seguiremos con fondos propios". Lo que aún está por decidir es si enviarán más cooperantes españoles.
Egiluz se volcó desde "los 17 años" en la defensa de los derechos humanos, recordó la presidenta de PTM, Karmele Pérez. Se estrenó en Chiapas (México) en 1993, después estuvo en Guatemala. En julio de 1998 estuvo en Colombia como observador en la comisión para el esclarecimiento de la matanza de Barrancabermeja, donde los paramilitares mataron en mayo de ese año a 33 civiles. El pasado 20 de julio regresó a Colombia para trabajar en el Chocó.
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