Desaparece un español tras ser abordado por paramilitares colombianos
"El bote se partió y el impacto se lo llevaron Íñigo y el padre Jorge Luis, el resto tuvieron tiempo de quitarse las botas y agarrarse a los trozos de madera y a los bidones de gasolina". Así contaba anoche parte del relato una trabajadora de la Diócesis de Quibdó, en la capital del departamento selvático del Chocó, al noroeste del país. También contaba cómo Íñigo y Jorge Luis iban iluminando el camino y cómo fueron abordados por una lancha, que al parecer eran paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia.
El cooperante bilbaíno Íñigo Egiluz Telleria, de 24 años, se encuentra desaparecido desde la madrugada de ayer junto con el sacerdote colombiano Jorge Luis Mazo, de 37 años, tras ser embestida la canoa en que viajaban junto a otras ocho personas por una lancha rápida. Fuentes de la ONG Hirugarren Mundua ta Bakea-Paz y Tercer Mundo, a la que pertenece el joven bilbaíno, indicaron ayer que existen fundados temores de que ambos hayan muerto, ya que fueron arrastrados por las aguas del río por el que viajaban, que bajaba crecido, y a pesar de la intensa búsqueda que se está realizando no se ha tenido noticia alguna de ellos.Según relataron, el cooperante vasco regresaba a las nueve de la noche hora local (dos de la madrugada del viernes, hora peninsular española) en una canoa por el río Atrato junto con otras nueve personas, todos ellos integrantes de una comisión de verificación que había estado recogiendo testimonios sobre la situación de los derechos humanos en Murindó, departamento del Chocó, en el noroeste de Colombia.
A unos 300 metros de su punto de destino en la ciudad de Quibdó, capital de Chocó, su canoa fue abordada por una lancha rápida de gran cilindrada con las luces apagadas, que salió de un puesto que habitualmente ocupan los paramilitares. La lancha embistió a la canoa abriendo un boquete en su línea de flotación y dándose a la fuga.
Al oír ruidos y voces, los habitantes de la ciudad acudieron a rescatar a los miembros de la comisión y pudieron sacar a tierra a todos los ocupantes de la canoa, salvo el cooperante vasco y el sacerdote mencionado, perteneciente a la parroquia de Bellavista. Tanto la ONG vasca como la Diócesis de Quibdó han denunciado los hechos ante las autoridades del lugar y han exigido la apertura inmediata de una investigación de la fiscalía para el esclarecimiento de lo ocurrido.
Los desaparecidos trabajan en programas de asistencia humanitaria y promoción de derechos humanos con la población desplazada y en alto riesgo de desplazamiento del río Atrato de Colombia. Según la ONG vasca, las personas que trabajan en este proyecto han recibido amenazas de los paramilitares por "su compromiso de acompañamiento incondicional a las comunidades y de respeto escrupuloso de los principios humanitarios".
El proyecto en el que trabajan está financiado por la Oficina Humanitaria de la Comisión Europea. El proyecto recibió en 1998 el primer Premio Europeo de la Solidaridad. Las mismas fuentes indicaron que, "pese a las evidencias", creen que todavía es posible encontrarles con vida.
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