Impulso franco- alemán
Las decepciones son a veces buenas consejeras. Vapuleado en las elecciones regionales, criticado en su propio partido, Schröder redescubre las virtudes de la cooperación franco-alemana tras haber dado libre curso durante meses a sus inclinaciones personales e ideológicas por el mundo anglosajón. El último ejemplo de esta anglomanía fue (...) el documento Blair-Schröder, verdadero manifiesto de la "tercera vía" que devolvía al socialismo francés a su supuesto dogmatismo. (...) El ex canciller Helmut Schmidt ha advertido a su sucesor sobre los peligros del egoísmo nacional en los asuntos europeos. Le ha recordado (...) que el entendimiento entre Francia y Alemania representa un interés estratégico para ambos. Schröder parece convencido. En numerosas ocasiones a lo largo de la última semana ha entonado un himno a la amistad entre Francia y Alemania. (...) La discrepancia ideológica sobre la naturaleza del socialismo moderno no impide llevar a la práctica políticas muy similares. (...) Sin duda, Jospin no tiene interés en agravar las dificultades de Schröder prestando demasiada atención a los adversarios socialdemócratas del canciller, como Oskar Lafontaine. (...) Del lado alemán, algunos pasos en dirección a las posiciones francesas, sobre todo sobre la política económica y social europea, serían bienvenidos. Como ha dicho el canciller en Genshagen, "el discurso franco-alemán corre el peligro de convertirse cada vez más en un ritual". Pero entre la rutina y el olvido, hay lugar para una cooperación razonada que no sea solamente cuestión de coyuntura., 28 de septiembre