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Detenido un vecino de Ojén por el fuego intencionado de Sierra Blanca

A J.M.G. no le recordarán bien en su pueblo. Este vecino de Ojén fue detenido ayer como supuesto autor del incendio provocado el domingo en el municipio malagueño que devastó 325 hectáreas en 24 horas. El pirómano, aparentemente un perturbado, pasará hoy a disposición judicial. Según confirmó la Subdelegación del Gobierno, la detención corrió a cargo de efectivos del cuartel de la Guardia Civil de Ojén y se produjo sobre las 14.15. Casi dos horas antes, la Delegación de Medio Ambiente dio por controlado el fuego que arrasó 228 hectáreas de matorral, 73 de pinar y 24 de alcornoques y castaños. Por la superficie quemada, el incendio es el más grave de los últimos cuatro años en Málaga. Aunque no se registraron daños personales, las llamas obligaron a desalojar a 40 personas y movilizaron a más de 200 efectivos, 10 autobombas, siete aviones y otros tantos helicópteros. Varios retenes del Infoca vigilaban ayer que ningún rescoldo se reavivara, mientras técnicos de la Junta trabajaban en la evaluación de los costes de extinción y daños medioambientales, que será incorporada a las diligencias judiciales. "Intencionalidad total", sintetizó el delegado de Medio Ambiente, Ignacio Trillo, al comentar el origen de las llamas. Los dos puntos de ignición descubiertos en Sierra Blanca, el paraje destruido, no dejaron lugar a dudas, desde el primer momento, de que se trataba de un incendio provocado. Apenas un día después, las intensas pesquisas de la Guardia Civil dieron sus frutos. Aunque el frente norte quedó controlado en la madrugada de ayer, el cambio del viento de poniente a levante revolvió la lengua de fuego hacia el suroeste, en una zona de barrancos conocida como Los Cerezales que obligó a redoblar los medios aéreos para acabar con el último foco. Los daños materiales han sido cuantiosos, por tratarse de un paraje de alto valor ecológico. Una tercera parte de la superficie quemada es de la Junta. Allí, Medio Ambiente tenía una reserva cinegética. No hubo, en cambio, daños personales. Sólo el trabajador de un retén tuvo que ser evacuado por inhalación de humo.

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