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Un árbitro francés tuvo que dirigir la final de la Copa de Rumania

Los equipos no se ponían de acuerdo sobre el colegiado que debía dirigir la final de Copa de Rumania, que se disputó el pasado miércoles entre el Steaua de Bucarest y el Rapid. Cada árbitro designado por la federación rumana de fútbol era rechazado una y otra vez por ambos contendientes. Finalmente, y en un acto sin precedentes en el fútbol mundial, los dirigentes decidieron buscar un colegiado lejos de sus fronteras que acabara con las suspicacias. El elegido fue el árbiro francés Marc Batta, acompañado en las bandas por los también franceses Alain Gourdet y Pierre Ufrasi. Las crónicas no hablan de su actuación, por lo que cabe suponer que el colegiado debió de pasar inadvertido y que la federación acertó en su elección.

La Copa fue ganada por el Steaua de Bucarest, que logró empatar a dos goles en el minuto 90 de juego, gracias a un tanto del ex valencianista Belodedici que forzó la tanda de penaltis. El Steaua consigue de esta forma su vigésimo título y se redime algo de su discreta actuación en la Liga, en la que ha quedado en tercera posición tras el Rapid (campeón) y el Dinamo.

Unas 50.000 personas acudieron al partido, que estuvo precedido por un concierto del grupo estadounidense No Mercy.

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