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Entrevista:

ZUSH ARTISTA EN LA RED "La fama es una enfermedad terrible para los artistas"

Nació en Barcelona en 1946. Alguna vez se llamó Alberto Porta y usó caballete y pinceles para pintar. Después de ser internado en un psiquiátrico, durante el franquismo, por posesión de marihuana, fundó el imaginario Estado de Evrugo y adoptó el nombre de Zush. Desde entonces su soporte artístico es el ordenador. Ha trabajado para Peter Gabriel, ha fustigado a los surrealistas ortodoxos y se le considera el pionero en España de la realidad virtual. Pregunta. ¿Cómo se introduce un artista de principios de los setenta en este mundo? Respuesta. La noche en que murió Franco, me dieron una beca en el MIT de Boston, por un proyecto sobre holografía que había presentado. Entonces me di cuenta de que el ordenador era el territorio donde había que meterse. P. ¿El lápiz digital supone el fin del pincel, del lápiz, de la sanguina? R. No, no, habrá una coexistencia con los diferentes medios del mundo del arte, del mismo modo que el ordenador está presente en el territorio del cine, o de la moda. Pero siempre encontrarás gente melancólica que diga "las cosas no son como antes", o por el contrario, los snobs dirán "yo ya soy digital, lo único que cuenta son las nuevas tecnologías". Debemos establecer un estado intermedio entre el pasado, presente y futuro. P. Y el límite, ¿quién lo pone? R. No lo hay, es como el universo o la imaginación humana. Los entropianos tienen un proyecto para alargar la vida y expandir la muerte, descargando la información del cerebro en un ordenador. Creo que se equivocan, porque no sólo pensamos con nuestro cerebro, lo hacemos con el último cabello y con la última uña del pie. O esos que sueñan con el hombre biónico, con un chip en el ojo... Hay muchas películas basadas en estas historias. Pero hay que saber que lo único que hace la técnica es ampliar y amplificar un proceso, como la rueda y el movimiento, el altavoz y el sonido. Pero si no existe la idea, no vas a ninguna parte. P. ¿Todo esto aislará al artista? R. No lo creo, gracias a Internet me he relacionado con otros artistas, he llegado a conocerlos físicamente y he dispuesto de un estupendo filtro para encontrar a la gente que es cómplice de mis historias, en lugar de alejarme de ellas. Pero siempre encontrarás a un adicto, de esos que llaman en EE UU couch potatoes, que se aísle del mundo. P. Usted siempre ha denunciado la fama como uno de los grandes males del arte... R. Es una enfermedad terrible. Creo que fue a partir del siglo XVI cuando las obras se empiezan a firmar. Antes, el artista era como el panadero, o el barbero o el cura... Pero los usureros convencieron al artista de que era un ser extraordinario, y también convencieron a la sociedad, todo por una cuestión puramente económica.

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