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CAOS EN EL TRÁFICO AÉREO

El viento obliga a cerrar una pista de El Prat y aumenta los retrasos

El fuerte viento que sopló ayer durante todo el día dejó fuera de servicio una de las pistas del aeropuerto de El Prat, que volvió a registrar importantes retrasos y un buen número de cancelaciones. Hacia las 19.30 horas, cuando se habían realizado 446 operaciones, el 55% de los vuelos despegaba o aterrizaba en El Prat con un retraso superior al cuarto de hora. Al cierre de esta edición la pista seguía cerrada.

El retraso medio acumulado era de 25 minutos y se habían cancelado 27 vuelos, 10 de llegada y 17 de salida, de los que 14 correspondían a Iberia. Algunos vuelos superaron con mucho estos índices. Es el caso de un avión con destino a Málaga que debía partir del aeropuerto de El Prat a las once de la mañana y no despegó hasta las 19.30. La llegada del vuelo procedente de Burdeos alcanzó tres horas de retraso y los aviones que viajaban desde Viena y Hamburgo aterrizaron dos horas después de lo previsto.

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El viento de costado hizo acto de presencia en el aeródromo barcelonés hacia las siete de la mañana, con una fuerza de 64 kilómetros por hora. Esta circunstancia meteorológica hizo que la dirección del aeropuerto, de acuerdo con los técnicos de control aéreo y las compañías aéreas que operan en El Prat y por razones de seguridad, decidiera dejar fuera de servicio la pista transversal, lo cual comportó las consiguientes modificaciones de la programación.

Configuración de pistas

Las operaciones de vuelo sólo se podían realizar a través de la pista principal y los aterrizajes únicamente por la cabecera de esta pista, situada en dirección sur, en lugar de por el norte, como sucede habitualmente. El aeropuerto de El Prat consigue la máxima operatividad con la configuración cruzada, que combina aterrizajes y despegues entre las dos pistas. Esta configuración óptima permite hasta 50 movimientos de aeronaves por hora, de los que 28 son aterrizajes. Cuando la configuración queda reducida a una pista única, y se utiliza sólo la principal, el número de aterrizajes, que son las operaciones que tienen prioridad y también las que se ven más afectadas por este tipo de trastornos, desciende a 22 o 23 llegadas por hora. Así las cosas, el resto de aviones no pueden posarse sobre la pista a su hora y se posponen hasta el siguiente tramo horario. Esto provoca un efecto dominó que trastoca toda la programación, que sólo se puede recuperar cuando se alcanza una hora valle, el periodo de tiempo durante el día en que hay una menor actividad.

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Cuando se cierra una pista de un aeropuerto europeo, sus responsables lo comunican a Eurocontrol, un organismo con sede en Bruselas que gestiona el espacio aéreo europeo y que alerta de esta novedad a los aeropuertos de esos países y a las compañías para que lentifiquen las operaciones previstas.

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