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Entrevista:

MANUEL ALCÁNTARA PERIODISTA "No es lo mismo ser pobre en Málaga que en Soria"

Se autodefine como "un viejo liberal", y quizá ése sea el secreto de que Manuel Alcántara (Málaga, 1928) sea uno de los personajes más venerados en una ciudad poco dada a venerar a nadie. Practica una hiperactividad serena que le ha permitido desarrollar una trayectoria periodística y literaria pasmosa sin dejar de disfrutar de las cosas pequeñas. Anoche recibió el título de hijo predilecto de la provincia de Málaga, respaldado por todos los partidos. Pregunta. Usted es un punto de referencia para gente de todo tipo de ideologías. ¿Cómo lo ha hecho? Respuesta. Yo soy un viejo liberal. He sido amigo de Pablo Neruda y también del escritor falangista Rafael García Serrano. Es que yo nunca descarto que el de enfrente lleve razón. Soy muy poco dogmático. P. Esa distancia le habrá permitido hacer un diagnóstico de la ciudad. ¿Cuál es? R. Yo creo que Málaga es al mismo tiempo una manera de entender la vida y una manera de desentenderse de la vida. Aquí lo que más se repite ante cualquier circunstancia es "qué le vamos a hacer". Pues siempre se puede hacer algo. Lo que pasa es que está el privilegio del medio, el clima... no es lo mismo ser pobre en Málaga que en Soria o Ávila, con un frío tremendo. P. Pero sí da la sensación de que es una ciudad de muchos proyectos y pocas realidades. R. Málaga es muy surrealista. Si aquí viene un marciano y pasa por el edificio de La Aduana y le dices: "Mire usted, en todo este edificio viven un subdelegado del Gobierno y su secretaria", se queda pasmado. Málaga tiene poca capacidad de rebeldía. Eso es ignominioso. Málaga tiene mucha capacidad de aplazamiento para todo, pero no quiero que esto parezca crítica, porque yo le he estado muy agradecido siempre. P. O sea, que milita en la devolución del palacio para uso ciudadano. R. Yo he ido a tres manifestaciones en mi vida. La primera, cuando Perón regaló trigo a los españoles, la segunda, cuando lo de Tejero, porque me pareció que la ciencia política no puede resumirse en un señor disfrazado de Pancho Villa que entre dando tiros en las cortes, y la tercera, para pedir el Palacio de la Aduana. P. ¿Existe el agravio sevillano? R. Ahora la gente traslada a Sevilla el centralismo que antes le atribuía a Madrid. Pero hay que aprender de Sevilla cómo valora a su gente y sus cosas. P. ¿Preferencias políticas? R. Sé que el mundo tiene que cambiar en el sentido de una mayor igualdad económica y cultural. A las ideologías políticas hay que juzgarlas por si han traído más felicidad, y ni el comunismo ni el fascismo la han traído. Sí creo que debería haber un gobierno mundial para evitar las salvajadas que se están haciendo.

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