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El escándalo del COI enrarece la Conferencia Mundial sobre el Dopaje

La Conferencia Mundial sobre el Dopaje comienza hoy en Lausana (Suiza) en medio de un ambiente de pesimismo provocado por el escándalo de corrupción que ha estallado en el Comité Olímpico Internacional (COI). Cuando Juan Antonio Samaranch, el presidente del máximo organismo olímpico, convocó esta reunión tras la tormenta del Tour, el pasado verano, nunca pensó que un problema ya muy complicado se le convertiría en dos y con más veneno todavía.Su esperanza es que esta conferencia dé frutos y sirva también para tomar aire en una crisis interna que no ha hecho más que comenzar. Intentar definir, por fin, lo que es dopaje y unificar criterios sería ya un logro en los tres días de trabajos, porque es una utopía pensar que el COI pueda aspirar ahora, con su desprestigio, a tener influencia decisiva en el control final de las sanciones o de la agencia antidopaje propuesta por el propio Samaranch. Los Gobiernos, como demostraron el pasado 18 de enero los de la UE, quieren tener el papel de protagonistas principales. Y el debate será si las sanciones se quedan en el ámbito administrativo, como llevará España en su propuesta, o pasan directamente a la vía penal, como es el caso más duro de Francia.

La conferencia fue precedida ayer por una reunión de la comisión ejecutiva del COI. El texto propuesto por el grupo de trabajo que encabeza el juez y miembro del COI Keba Mbaye define al dopaje mediante dos opciones: una primera, que incide en un acto positivo como es "el uso de un artificio (sustancia o método) potencialmente peligroso para la salud de los atletas y susceptible de mejorar su rendimiento", y una segunda en la que se pasa a la política dehechos comprobados, "la presencia en el organismo del atleta de una sustancia o la constatación de la aplicación de un método que figuren en una lista anexa al presente código".

Armonización de métodos

La armonización de los métodos de persecución del dopaje y las sanciones son, al menos, dos puntos en los que podría haber un principio de acuerdo deportivo. En una primera reunión de Samaranch con las federaciones internacionales antes de que comenzara el último terremoto de la corrupción, tres de las más importantes, el fútbol, el ciclismo y el tenis rompieron la línea general. Como se ha demostrado sobradamente en su historia, o han perseguido más suavemente el dopaje (casos del fútbol o el tenis) o incluso han castigado con levedad los casos descubiertos (el ciclismo con sus sanciones a final de temporada).La discrepancia fundamental estriba en que estas federaciones (con mucha presión de las respectivas asociaciones de jugadores) no quieren castigar con mucha dureza no sólo porque con ello terminarían con las carreras de los afectados, sino también por miedo a evitar sus recursos por la vía jurídica. Pero en los nuevos tiempos que corren, donde el profesionalismo abarca ya a muchos deportes hasta hace poco menos importantes, esta teoría valdría para que se desmarcaran casi todos.

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