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Ford amenaza vía satélite con desmantelar la planta de Valencia si no acaba el conflicto

Fue un ultimátum vía satélite. El vicepresidente mundial de operaciones de Ford, David Thursfield, en nombre de la dirección de la multinacional, advirtió ayer desde Estados Unidos al comité de empresa de la planta de Almussafes (Valencia) que, si no acepta rápidamente la última oferta de convenio colectivo, "pondrá en peligro el futuro de la factoría y la compañía iniciará el trasvase de producción a otras plantas". Los sindicatos están divididos, con UGT, Famif y una parte de CCOO más cercanos a la oferta, y otra parte de éste y CGT que "no aceptan amenazas".

A través de una videoconferencia, a la que convocó urgentemente a los sindicatos, la empresa, con sede en Detroit (Michigan, EEUU), daba una respuesta contundente a la manifestación del miércoles. Fueron apenas nueve minutos, pero intensos, poco después de las 12.30, hora española. Ya no se trata de retirar una hipotética producción adicional, como ocurrió hace unas semanas. "O se da una rápida solución a las negociaciones o se pondrá en peligro el futuro de la factoría", dijo Thursfield. En su alocución, el máximo responsable de fabricación de la compañía del óvalo repitió que la oferta presentada por la dirección española el lunes (véase cuadro) es la definitiva y advirtió a los sindicatos de que no habrá ninguna mejora. "Si tienen que reunirse para aclarar las ideas y presentar una posición pactada háganlo ya", dijo sin fijar un plazo.

El vicepresidente de Ford (comenzó a fabricar en Almussafes en 1976 y da empleo a 8.300 personas)llegó a acusar a los representantes de los trabajadores de "piratas", según fuentes sindicales, por unir unas peticiones que suponen un incremento inasumible del gasto de personal al lanzamiento del modelo Focus. Tras atender brevemente a dos de los representantes del comité, cortó la comunicación.

La interpretación que desde la dirección de la factoría española se hacía de las palabras de Thursfield era clara, si no se firma el convenio en los términos de la última oferta de forma inmediata, a largo plazo la factoría desaparecerá. "No sería de hoy para mañana, porque ninguna planta puede asumir ahora la producción de 1.560 coches diarios, pero poco a poco sí se puede ir trasladando", dijo un portavoz de la compañía, que añadió que el desprestigio que supondría para Almussafes continuar con esta situación la eliminaría como candidata a optar a los nuevos proyectos.

Añadió que la oferta, que recoge un incremento salarial del 2,6% este año y el IPC más 0,5 puntos los dos siguientes, la negociación para implantar la semana laboral de 36,5 horas en el 2001, pluses por producir más, la creación de una escuela de aprendices y el estudio de implantación del tercer turno, ya incluye varias de las peticiones de los sindicatos. Pero éstos piden una subida salarial del 3% este año y el IPC más un punto los dos siguientes, el establecimiento del tercer turno, garantía de mantenimiento de empleo, rejuvenecimiento de plantilla con bajas incentivadas y jubilaciones y hacer fijos a los eventuales.

Desde el lunes, cuando se les entregó la nueva oferta, no se ha producido ninguna reunión de los sindicatos para valorarla. La mañana del martes se reunió el comité, pero únicamente se trató una propuesta de UGT que pedía la anulación de las movilizaciones -entre ellas el paro de 24 horas y la manifestación del miércoles- durante 15 días para negociar una oferta que estima una buena base. El comité rechazó esta posibilidad, y los delegados de UGT (14 representantes) se quedaron solos, junto con los dos delegados de Famif (cuadros administrativos), frente a CCOO (10), CGT (6), PUT (3) y SPV (2), que prefirieron mantener los paros.

El anuncio de Thursfield causó estupor. Durante la videoconferencia, el presidente del comité de empresa, Juan Luis Naranjo (UGT), señaló que hay pendiente una reunión para presentar la propuesta, mientras que Pasqual Guerola, (CCOO), le trasladó que la preocupación de la dirección es compartida por los trabajadores. Guerola añadió que si la oferta no va a cambiar, difícilmente se podrá negociar. También dijo que la responsabilidad del fracaso de una negociación nunca es de una sola parte. Guerola calificó el ultimátum como "una vuelta de tuerca más para introducir más presión a los trabajadores" y, en caliente, subrayó que no negociaba bajo amenazas. Por la noche, los sindicatos se mostraron dispuestos a reunirse para preparar su propuesta y negociar. Según Guerola, "si de nosotros depende pulir la última oferta, habrá convenio".

Gregorio Sebastián (UGT) señaló que "quien tiene que abrir la negociación son los sindicatos que votaron en contra de la propuesta de suspender las movilizaciones y sentarnos". La clave está en CCOO, donde conviven varias opiniones.

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