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ATLETISMO

La virtud

¿Por qué Mike Powell ha saltado más que nadie? Sin tanto carisma como Beamon, aprovechó como él, y con el mérito de hacerlo a nivel del mar (Tokio), y no en altitud (México), unas condiciones ideales de temperatura, humedad y motivación en el mejor concurso de la historia, precisamente contra el más veloz, Carl Lewis. Tuvo suerte de que el viento soplara menos, y legalmente, en su gran salto, y sacó el mayor partido a un mejor sistema de impulso en el despegue y de tijera dos y medio (zancadas en el aire) que Lewis. Era más saltador que velocista, y un técnico perfeccionista. Más a la europea que a la americana. Con 1,90 metros y 77 kilos, pesaba menos que Lewis (1,88 y 80) y se parecía a Beamon, el más estilizado (1,90 y 70). Ni era tan veloz ni tan fuerte como Lewis, ni tan ligero en la explosión, en su única explosión, como Beamon. Pero tenía argumentos sobrados para el gran vuelo. Estaba en el medio de los dos. En la virtud. Predestinado a su particular gloria.

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Se retira el hombre que voló más lejos

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