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Jordi Pujol asegura que desde hace 52 años sostiene su afirmación de que España no es una nación

ENVIADO ESPECIALEl presidente de la Generalitat de Cataluña reafirmó ayer desde Edimburgo su sentencia de que España no es una nación. El presidente catalán y máximo dirigente de Convergència i Unió dijo que no entiende por qué esa afirmación invita a tanta gente a rasgarse las vestiduras. "Sobre todo porque hace 52 años que vengo diciendo lo mismo".

El presidente catalán no quiso hacer más comentarios sobre las reacciones suscitadas por sus palabras en el PSOE y el PP. Tampoco accedió a abrir la boca para pronunciarse sobre la declaración suscrita en Mérida por los tres presidentes autonómicos de filiación socialista, el andaluz Manuel Chaves, el extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra y el manchego José Bono. De eso ya se estaba encargando, más o menos a la misma hora en Barcelona, el consejero de presidencia de su Gobierno, Xavier Trias.

Pujol sólo añadió que la expresión "nación de naciones", acuñada en los años de la Transición en referencia a España, tampoco le parece ajustada a la realidad. Simplemente, apuntó el presidente catalán, fue una expresión útil para salir del atolladero en un momento políticamente tan complicado como el del tránsito de la dictadura centralista a la democracia autonomista. Pero ahora, 20 años después, sugirió, esa expresión ya no tiene sentido. Cataluña es una nación, como lo son el País Vasco y Galicia, vino a decir Pujol, y España es un estado en el que esas tres naciones están integradas.

El presidente de la Generalitat celebra que Cataluña se haya convertido en "un referente" para otras naciones y regiones europeas, como Escocia o el Veneto italiano. "Las naciones europeas ven en Cataluña un modelo de convivencia pacífica, de integración social y éxito económico", sentenció Pujol durante su visita relámpago a Escocia.

Pujol visitó ayer las obras del futuro Parlamento escocés -proyectado por el arquitecto catalán Enric Miralles-, invitado por el ministro británico para Escocia, Donald Dewar, con quien almorzó posteriormente. Los contactos entre Cataluña y Escocia se han intensificado notablemente desde que el Gobierno de Tony Blair impulsó la descentralización del Reino Unido.

Los escoceses observan el proceso autonómico español, y de forma especial el caso de Cataluña como una experiencia atractiva de la que pueden extraer ideas para aplicar en su país. Al mismo tiempo, el Gobierno catalán aprecia algunos símbolos de identidad escoceses de los que Cataluña carece, como selecciones deportivas de fútbol, rugby y baloncesto, y papel moneda distinto del resto del Reino Unido.

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Anoche, en un foro en Internet, Pujol lamentó el anticatalanismo histórico que hay en España.

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