_
_
_
_
HERÁLDICA

Cultura descubre que 19 pueblos lucen escudos falsos comprados a un vendedor ambulante

Un comerciante de sellos de caucho de la plaza Mayor colocó sus obras a los municipios

Vicente G. Olaya

Un representante comercial ha influido más en la historia de una veintena de pueblos de la región que todas las batallas de la Reconquista, la Contrarreforma, el Descubrimiento de América o los Reyes Católicos. La Consejería de Cultura ha descubierto que un vendedor de sellos de caucho de una empresa ubicada en la calle Mayor diseñó los escudos heráldicos de numerosas localidades madrileñas en el último tercio del siglo XIX, y muchos de estos municipios todavía los conservan como auténticos y oficiales, a pesar de que la Consejería de Cultura de la Comunidad les ha avisado de que los blasones no tienen nada que ver con la realidad y son ilegales.

El Ministerio de Gobernación ordenó en el siglo pasado que todos los alcaldes remitiesen al Archivo Histórico Nacional de Madrid el escudo de la localidad. Pero muchos municipios carecían del requerido blasón y compraron al avispado agente comercial alguno de los sellos que les ofrecía. Una minoría "se inclinó por armas caprichosas, carentes de toda lógica y desprovistos de cualquier razón", señalan especialistas de la Consejería de Cultura. Ahora, la Comunidad hace públicas cuáles fueron. Y nombra a El Álamo, Alcalá de Henares, Buitrago, Colmenar de Oreja, Chinchón, Daganzo, Fuentidueña, Guadarrama, Mejorada del Campo, Navalcarnero, Perales de Tajuña, San Fernando de Henares, Somosierra, Torrejón de Velasco, Torrelaguna, Torres, Valdemoro y el barrio de Vallecas.El estudioso Vicente de Cádenas y Vicent lo relata así en los documentos consultados por la Comunidad para llegar a estas conclusiones: "El misterioso señor citado proporcionó y decretó más escudos heráldicos de los que puede informar la Real Academia de la Historia en varios lustros". Cádenas califica las adargas vendidas y diseñadas por este comercial de "monstruosidades".

Un dragón en Daganzo

Así, por ejemplo, el alcalde de Daganzo adquirió un san Jorge montado sobre un dragón alado que atravesaba un mar embravecido. El de Mejorada del Campo, más modesto, se quedó con un blasón que representaba "una casita, un arbolito y una noria". Pero con la mala suerte de que el regidor de un pueblo de Castilla-La Mancha [Villarrubio, Cuenca] compró el mismo escudo con algunos retoques. "De hecho, hoy en día, ambos pueblos comparten casita y arbolito", explicaron desde la Comunidad.Los escudos adquiridos a aquel representante de sellos siguen siendo usados por una buena parte de los ayuntamientos, "ya que los consideran parte de su historia".

Pero algunos se han ido doblegando, poco a poco, a las normas heráldicas y han aceptado, finalmente, cambiar sus adargas. "En el caso de Daganzo, nos costó mucho convencer al Ayuntamiento que san Jorge no tenía nada que ver con este pueblo. El municipio insistía e insistía en que quería un dragón en el escudo", señalan en Cultura. Finalmente, el monstruo alado desapareció del escudo de armas.

Uno de los casos más llamativos es el de Navalcarnero, que pretende que el blasón del pueblo sea un escudo formado por dos adargas enfrentadas: en una de ellas se distingue el escudo de Castilla, y en la otra, el de Segovia. Este broquel municipal ha sido recientemente aprobado, con algunas modificaciones como la introducción de un león entre los dos broqueles, por el pleno municipal. Este escudo parte de un viejo cuño metálico encontrado por los responsables municipales en el Ayuntamiento.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Se da el caso de que el sello de caucho que el representante comercial vendió en Navalcarnero era precisamente el de Segovia, uno de los dos broqueles que ahora conforman el nuevo blasón de Navalcarnero. "No sabemos de dónde salió ese cuño metálico", explican desde Cultura, "pero está claro que el vendedor de sellos de caucho también vendió en Navalcarnero sus productos. En este caso, el alcalde compró un dibujo del acueducto de Segovia, que curiosamente está integrado en el escudo que el Ayuntamiento quiere legalizar ahora".

La Comunidad ha entregado los blasones falsos a un grupo de expertos extranjeros para que hagan una publicación internacional "sobre barbaridades históricas". "Y en ella, sin ningún tipo de dudas, brillaremos sobre el resto de naciones", vaticinan.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_