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Entrevista:

"Está bien que haya libros en las casas, aunque no se lean"

Se confiesa pesimista, pero es tremendamente optimista respecto al futuro de la poesía. Félix Grande (Mérida, 1937) defiende el papel de "mirada vigilante" que se otorga a la literatura frente al poder y está convencido de que "la literatura, y sobre todo la poesía, siempre va por donde ella quiere". Este fin de semana ha participado como invitado en el VIII Encuentro de Poetas Almerienses en Oria. Pregunta. ¿Qué futuro tiene la poesía en este tiempo, en un mundo pendiente de los devaneos sexuales de Clinton? Respuesta. Yo no soy nada pesimista. Lo soy para casi todo, pero no respecto a la consolidación de la literatura en la conciencia colectiva. Los libros de poesía tienen unas tiradas mucho mayores que antes y el nivel medio en la gente joven es muy alto. No digo que la poesía y la historia vayan cada una por su lado. Pero creo que la poesía está en su sitio que es la conciencia y la tarea de recuperar la virginidad de las palabras. No creo que haya existido ninguna época en la que la gente hubiera seguido una cosa tan estúpida como ese tema de Clinton. P. Las tiradas de los libros son mayores, pero no parece que se lea más. R. Existe una desmesura en los números de títulos editados. El año pasado se llegaron a editar 50.000 libros. Proporcionalmente hay menos lectores, pero los editores no se sacrifican por la literatura. Ellos tienen la mirada puesta en la cuenta de resultados. No digo que todos los libros que se compran se lean, pero no está mal que en las casas haya libros, porque los libros irán haciendo su labor silenciosa y clandestina. P. ¿Hasta que punto influyen los editores en la capacidad creadora del autor? R. Los editores tienen el poder y capacidad para lavar el cerebro a sus lectores. Tienen poder para imponer a unos autores e ignorar a otros. Pero a medio o largo plazo ningún mediocre promocionado por un gran grupo de poder sobrevive ni tampoco desaparece ninguno que haya sido olvidado. Lo que ocurre es que mientras tanto se instala la palabra injusticia. P. ¿La poesía y la literatura siguen siendo molestas para el poder? R. La literatura carga sobre sí el esfuerzo de incordiar al poder cuando existen tiranías. En una situación democrática dedica gran parte de sus energías a sumergirse en la investigación sobre sus métodos expresivos. Pero la gran literatura siempre es una mirada vigilante frente al poder que es uno de los cataclismos más abominables de la especie humana. P. ¿En qué trabaja ahora? R. En un libro de memorias y de homenaje a los poetas y músicos que me ayudaron a vivir, a aprender a morir, a ir envejeciendo. El poeta más destacado en este libro es Antonio Machado y el músico, Bach. Por el momento se titula Una limosna para Juan Sebastian Bach. Pero como es un libro de memorias se ha metido mi abuelo por medio. Tendré que ver qué hago porque ya llevo 300 páginas y mi abuelo sigue cobrando protagonismo.

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