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AUTORIDAD PERDIDA.

Nada podía traer en estos días más placer al cuerpo de la gente que el agua y la utopía. Pero la concejala del distrito madrileño de Vallecas, más del lado del orden que del agua y del sueño, quiso prohibirla y convirtió la pacífica batalla de la foto en su particular guerra innecesaria. La vara de mando se convirtió en abanico.

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