España, a un punto de las semifinales
La Copa Davis ya no es lo que era. La última generación está dando un vuelco espectacular a todas las leyendas que configuraban la épica de este torneo. Desde la entrada de la quinta de la ilusión en el equipo español, este campeonato del mundo por equipos ha echado por la borda algunos de los tics que se habían instalado en la escuadra española. Y en cambio, ha incorporado otros mucho más sanos, más soportables para los espectadores con peligro de infarto y más esperanzadores con vistas a un futuro inmediato.Las discusiones internas en el equipo han desaparecido y han dejado paso a un ambiente cordial, sin estridencias y de compañerismo que marca esta última etapa de la capitanía de Manolo Santana. Ahora no hay discusiones, porque la base del equipo la componen un grupo de amigos que viven, se entrenan, viajan y se divierten juntos, y que además son grandes jugadores acostumbrados a asumir la responsabilidad de los partidos comprometidos y a ganar.
Las cosas han cambiado, eso es evidente. Y ayer en A Coruña Carles Moyà y Àlex Corretja, campeón y finalista de Roland Garros el pasado mes de junio, volvieron a demostrarlo. No es que hicieran nada muy especial. Simplemente se limitaron a realizar su trabajo de una forma muy profesional, cerrando las brechas por las que podía colarse una hipotética recuperación de los jugadores suizos. No hubo problemas. Es tanta la distancia entre los dos españoles, cuarto y séptimo jugadores mundiales, respectivamente, y los dos suizos, Ivo Heuberger (142º) y Marc Rosset (42º), que no daba opción a sustos. Y lógicamente, España gana ya por 2-0 sin haber cedido ni un set y hoy puede rematar la eliminatoria en el partido de dobles (14.00, La 2). Moyà ganó a Heuberger por 6-1, 6-2, 6-1 en 1 hora y 30 minutos. Y Corretja, a Rosset por 6-1, 6-2, 6-2 en 2 hora y 8 minutos. Àlex ofreció los triunfos al recién nacido Felipe Juan, hijo de la infanta Elena y Jaime de Marichalar.
"Es evidente que las cosas no siempre nos han ido bien", analizó Moyà justo antes del inicio de esta eliminatoria. "Pero creo que cada vez somos un equipo más sólido", dijo. La quinta de la ilusión ha sufrido ya algunas decepciones importantes, tanto en sus carreras como en la Copa Davis. Para algunos de ellos el peor recuerdo fue la derrota que sufrieron en Italia el año pasado, con Moyà y Albert Costa como protagonistas. "Sin embargo, yo noto una evolución impresionante en todos ellos", agrega Santana. "Veo que cada vez son mejores jugadores y afrontan mejor los partidos de Copa Davis".
Esa evolución se hizo patente en Brasil el pasado mes de abril, cuando el mismo equipo que ahora juega en A Coruña logró una victoria memorable en un ambiente tremendamente adverso en Porto Alegre. "Creo que aquello fue importante para nosotros y para el equipo", afirma Corretja. "Porque en tierra siempre nos han respetado mucho. Pero desde que superamos a Brasil la gente del circuito sabe que ganar a España será más difícil. Nos ven más estables y eso nos da ventaja ante los rivales: si el partido se les complica, ya no luchan con la misma intensidad".
Algo de eso ocurrió ayer en los dos primeros encuentros individuales. Ivo Heuberger, de 22 años -la misma edad que Moyà-, no tuvo opciones a pesar de que confesó que incluso con dos sets abajo no veía el partido perdido. Jugó incluso por encima de sus posibilidades en el primer juego y Moyà le forzó el deuce, lo que suponía ya su sentencia, puesto que era imposible que siguiera manteniéndose en aquel nivel de juego. Aunque ambos se enfrentaron en la Copa Galea (campeonato europeo júnior) hace cuatro años, la distancia entre ellos ahora la marca el hecho de que mientras que Moyà tiene ya un título del Grand Slam, Heuberger sigue luchando por abrirse camino.
Rosset, en cambio, es un jugador de nivel que estuvo entre los 10 primeros en 1995 y ganó en 1992 los JJOO de Barcelona. Por tanto, cabía esperar algo más de él. Pero se vio abocado rápidamente al fracaso porque Àlex le dominó con 5-0 en la primera manga y con 5-2 en las dos siguientes. Atisbó una leve reacción en la tercera (estuvo 2-3 abajo), pero Àlex le cortó las alas y ahí acabó la historia. Se rindió. Le asustó la expectativa de lo que le quedaba por hacer.
Gracias a esta quinta, España ha dado un paso más en su consolidación internacional. Y ahora les quedan tres opciones para lograr el mejor resultado en la Copa Davis desde 1987, cuando Emilio Sánchez, Sergio Casal y Javier Sánchez, capitaneados por Manuel Orantes, perdieron ante Suecia en el RCT Barcelona en las semifinales. La concreción de la victoria ante Suiza puede llegar hoy de la mano de Javier Sánchez -el único superviviente del 87- y el debutante Julián Alonso. Se enfrentarán a Rosset y Lorenzo Manta. Será la séptima prueba de Santana en los dobles. Hasta ahora el resultado es de seis derrotas por una sola victoria. En algún momento debe empezar a cambiar esta dinámica.
Si pasa la eliminatoria, España deberá enfrentarse al ganador del Alemania-Suecia, que tras la primera jornada están empatados a uno.
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