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Reportaje:

La ciencia al servicio de la justicia

Todos los envases de detergentes advierten de su peligrosidad y de que se mantengan fuera del alcance de los niños, pero a veces ocurre lo peor y una travesura puede tener consecuencias imprevisibles. Eso es lo que constató hace unos meses un médico de Barcelona cuando recibió en el servicio de urgencias la visita de unos padres con un niño que había tomado una cucharada de uno de esos productos que lavan más limpio que los demás. Como la maleta del detergente no explica su fórmula exacta por razones de competencia comercial, el facultativo optó por llamar al Servicio de Información de Toxicología (SIT), donde se le detalló la composición y así pudo optar por un medicamento y un tratamiento concretos. Esa llamada fue una de las 1.271 que el año pasado recibió el SIT, uno de los ocho departamentos del Instituto de Toxicología de Barcelona, que ayer invitó a la prensa a visitarlo para difundir qué es y cómo funciona en compañía de la delegada del Gobierno en Cataluña, Julia García-Valdecasas. En esas instalaciones, en las que trabajan unas 50 personas, se analizaron el año pasado más de 14.000 muestras de las más diversas procedencias, pero que en la práctica totalidad de los casos sirven para un mismo fin: poner la ciencia al servicio de la justicia, pero no sólo de Cataluña, sino de Aragón, Baleares, Navarra y la Comunidad Valenciana. Por allí pasaron, por poner ejemplos ilustrativos, muestras de agua de ríos supuestamente contaminados, los más variados comprimidos o drogas sintéticas intervenidos por la policía, extracciones de sangre de padres que negaban serlo y fragmentos de órganos que sirvieron para aclarar cómo murió la persona a la que pertenecían. "Nosotros podemos inclinar la balanza de la justicia hacia uno u otro lado y por eso es muy importante ser rigurosos en el trabajo", explica Juan Luis Valverde, director del instituto, cuando la comitiva visita el departamento de biología, donde se practican las infalibles pruebas del ADN. En la pantalla de un complejo aparato aparece el perfil genético extraído al feto de una menor que fue violada y que se parece como una gota de agua a otra al de un sospechoso del delito. Sólo ese departamento analizó el año pasado 2.090 muestras de ADN para resolver los 258 casos que se presentaron. 51 fueron informes sobre paternidad. Condenados inocentes Sobre la mesa de trabajo había ayer una manta ensangrentada y unas botas que, con paciencia y semanas de análisis, aclararán el crimen que investiga el juzgado de turno. Uno de los casos más sonados de ese departamento ocurrió en 1996, cuando la insistencia de un abogado permitió reabrir un caso y el ADN demostró que sus clientes, de nacionalidad marroquí, no habían cometido las violaciones por las que se les había condenado. Otra sección en la que se obtienen resultados más contundentes es la de histopatología, en la que el año pasado se analizaron 3.555 muestras de toda clase de órganos que sirvieron para aclarar 175 muertes violentas, la mayoría de ellas por drogas y traumatismos, y 243 muertes inesperadas de adultos. Uno de los casos más curiosos fue el del cadáver que apareció en un bosque con una jeringuilla en el brazo. Los análisis demostraron que no lo mató la heroína, sino el golpe que recibió en el cráneo antes de ser colocado allí, imperceptible a simple vista. Pero no siempre la sangre aclara crímenes. El año pasado, por ejemplo, se realizaron más de 43.000 análisis, la mayoría de sangre, en casos de juicios rápidos por alcoholemia. La tecnología del instituto permite que en menos de 14 horas desde que se recibe la muestra se pueda enviar al juzgado el resultado para que se utilice como prueba. En otros departamentos, como el ya citado Servicio de Información Toxicológica, no sólo se hacen análisis, sino que se atienden las llamadas de todo tipo que llegan al 93 317 44 00. Como la del médico de urgencias por el caso del niño y el detergente, o la de una mujer que confundió un pegamento de gran contacto con un colirio y tuvo que ser intervenida para separarle los párpados. O la llamada de una madre angustiada preguntando qué podía hacer porque su hijo había ingerido todo el cartón de anticonceptivos. Unos minutos después telefoneó para explicar que el niño sólo estuvo jugando con la caja y que había encontrado intactas las pastillas. El Departamento de Medio Ambiente es el último que se ha creado y servirá para acabar con la poca rigurosidad que a veces ha caracterizado los análisis de muestras recogidas en ríos que luego se aportan a los juicios por delito ecológico. Hace poco más de un mes entró en vigor el reglamento que regula esta área, que ahora registra poco trabajo, pero que cada vez tendrá más importancia ante el gran aumento de este tipo de pleitos. Ahora la responsable del departamento ocupa su tiempo, entre otras cuestiones, en facilitar la cría en un frigorífico y en condiciones muy concretas de la Daphnia magna, un bichito que se somete a la prueba de las muestras recibidas antes de ser analizadas con precisión. Si sobrevive a la muestra de agua recogida, el agua no está contaminada, pero si muere, el agua es tóxica.

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