_
_
_
_

Peleas de perros, peleas de hombres

Las peleas organizadas de perros no son exclusivas de las películas. También en Euskadi, las crueles luchas entre canes mueven importantes cantidades de dinero. Son combates a pequeño nivel pero, como si de un deporte se tratase, existen diferentes categorías y las apuestas más altas pueden ser de hasta varios millones de pesetas. En un principio son pandillas de jóvenes las que se hacen con un animal, generalmente un bullterrier, pit bull o rottweiler. La raza es lo de menos, lo importante son sus características físicas: cuerpo pequeño, gran fuerza en las mandíbulas, el rabo y las orejas cortados, cabeza grande, morro achatado, patas cortas y los machos, castrados para hacerles menos vulnerables a los ataques del contrincante. En un nivel más elevado, el proceso de entrenamiento comienza nada más nacer: se les cuelga de las orejas y los que protestan son rechazados. A partir de ese momento se les prepara físicamente. Un perro de lucha necesita pelearse con más de cien ejemplares para estar en condiciones de afrontar un combate con garantías para sus dueños y los apostantes. Estos animales que les sirven de sparring son casi siempre robados, en centros de acogida de animales abandonados o a sus propietarios. En el ultimo caso, el procedimiento más habitual es utilizar perras en celo para atraerles y posteriormente introducirlos en una furgoneta. Nadie vuelve a saber nada de ellos. En Bilbao, por ejemplo, la Asociación Protectora de Animales ha denunciado ante la Policía Municipal la existencia de una furgoneta blanca que actúa por los parques de la periferia. Sin embargo los supuestos ladrones aun no han podido ser localizados. En uno de los barrios marginales de la capital vizcaína, Las Cortes, se han descubierto pisos que son utilizados como improvisados criaderos y lugares donde esconder animales robados. Los canes viven en jaulas poco más grandes que ellos y raramente se les alimenta. Y es que en la mayoría de los casos, su vida será corta. Son vendidos a los grandes criadores de perros de pelea o usados por los propios ladrones para adiestrar a sus mascotas. El adiestramiento empieza con cachorros o animales de poca envergadura, continúa con perros más grandes que estén muy débiles y, en último término con ejemplares más grandes a los que les han arrancados los dientes y las uñas. Malos tratos y drogas Un grupo de jóvenes del barrio baracaldés de Cruces fue detenido en el parque de la Orconera por realizar peleas a plena luz del día. El detonante fue el ataque de uno de los perros de combate a otro can al que su dueño paseaba por el lugar. Éste narró que un pit bull avistó a su yorkshire, se abalanzó sobre él, le rompió la columna vertebral, le cortó la vena femoral y le partió el hígado. Cuando el perro está entrenado comienzan los combates con pequeñas apuestas, que se celebran en parajes poco transitados. Con frecuencia, los animales son dopados para aumentar su agresividad. La vida de los perros de pelea es corta. Los múltiples combates, las graves heridas que sufren a menudo, las vejaciones que padecen -sus dueños los maltratan, les dejan sin comer para aumentar su agresividad, siempre están atados, permanecen ocultos la mayor parte del tiempo- y las drogas que les suministran provoca que su vida no supere los tres años, frente a los 12 que viven en condiciones normales. En algunos casos las cantidades apostadas sobrepasan los tres millones de pesetas. Una cifra muy alta en comparación con las 250.000 pesetas de multa impuesta a los jóvenes de Barakaldo. Son muy raras las ocasiones en que las sanciones superan esta cantidad. Los perros que alcanzan cierta reputación, son adquiridos por otros dueños que pagan cantidades y las disputas pasan a celebrarse en fincas particulares, con un público que puede llegar a apostar varios millones de pesetas aun ganador. A menudo es gente conocida, pero el acceso a un combate de estas características es muy restringido y pocos han podido filmar o fotografiar a sus participantes. El trafico de perros de pelea se esta convirtiendo en un nuevo canal de dinero para los delincuentes de muchas ciudades, porque el precio que han pagado por su mascota, cuando no es fruto de un robo, se puede llegar a multiplicar por cien. Prohibido por peligroso La ley del Parlamento vasco de Protección Animal, como otras en España, prohíbe estas peleas. Sin embargo, en los últimos años han sido escasas las actuaciones de la Ertzaintza y las policías municipales en estos casos. Las asociaciones protectoras de animales reclaman mayor control a las administraciones. Aseguran que en múltiples ocasiones conocen su existencia pero no hacen nada por evitarlo. Son muchos los que miran al exterior, a Francia en concreto, cuyo Gobierno prohibió recientemente la tenencia de perros pit bull por su peligrosidad. La ley vasca contempla la posibilidad de prohibir la cría de determinadas razas caninas por su peligrosidad. El pasado jueves dos bullterrier tuvieron que ser abatidos por la Ertzaintza en Urduliz, cuando asediaban a los habitantes de un caserío. Antes, los perros habían matado a tres canes de la finca.

Más información
Las razas de combate

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_