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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Lavado de cara

LOS DIPUTADOS alemanes han suavizado el contenido de la ley contra el crimen organizado, aprobada en febrero por la Cámara alta alemana (Bundesrat), que permite a la policía poner micrófonos en domicilios particulares -a veces con un permiso judicial a posteriori cuando medien sospechas de que existe peligro para la seguridad pública o de un crimen grave. Si en el texto aprobado por el Bundesrat solamente quedaban protegidos de las amplias facultades policiales de escucha y vigilancia los abogados penales en la defensa de sus clientes y los sacerdotes en el ejercicio de su ministerio, la propuesta del partido socialdemócrata aprobada por el Bundestag incluye entre los profesionales fuera del alcance de la vigilancia discrecional a los periodistas, al resto de los abogados y a los médicos y, en general, a todas las categorías con derecho al secreto profesional.Eximir de las escuchas incontroladas a un número mayor de profesionales es una mejora respecto al proyecto inicial, pero no está claro cuál vaya a ser el resultado práctico de la modificación. Para aprobar la ley fue necesario, en primer lugar, modificar la Ley Fundamental alemana en lo relativo a la inviolabilidad domiciliaria. Esa reforma constitucional permitirá a la policía de los Estados o länder, con amplias competencias en materia policial, actuar de forma discrecional en los casos de vigilancia electrónica. Una prueba de esta situación es que el responsable de Interior de Baden-Württemberg, Thomas Schäoble, ha anunciado que introducirá cambios legales en su länder para hacer posible las medidas de vigilancia sin limitaciones.

La confusión o contradicción existente sobre los efectos prácticos de las modificaciones legales no evita, sin embargo, que quede en pie el hecho incontrovertible de un retroceso notable en las garantías iurídicas de los alemanes frente a la acción policial. Una vez abierta la puerta constitucional para la desaparición de tales garantías, es cuestión de tiempo -y habilidad- que se apliquen las fórmulas más restrictivas para los ciudadanos. Esta batalla sobre los límites de las libertades ciudadanas ha producido una severa conmoción en la clase política alemana, como una demostración de las tensiones que puede provocar la manipulación de un asunto tan delicado como las garantías individuales existentes para que no puedan repetirse los abusos y crímenes dictatoriales del pasado. Varios diputados liberales, miembros, por tanto, de la coalición de gobierno con la CDU de Helmut Kohl, rompieron la disciplina de partido y votaron a favor de la propuesta del SPD; gracias a sus votos, la propuesta ampliatoria de los socialdemócratas resultó aprobada.

Este amotinamiento, que ha significado para el Gobiemo de coalición la primera pérdida de una votación en los últimos 15 años, avala la tesis de la mala conciencia para explicar la moderación que se ha querido introducir en la ley. Pero también ha suscitado muchas dudas sobre la solidez de la coalición democristiano-liberal, precisamente cuando en el horizonte aparece el ascenso arrollador de la nueva estrella política del SPD, Gerhard Schröder.

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