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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

No les demos ventaja

ES CIERTO que quienes más disfrutan con las broncas entre demócratas por el terrorismo son los terroristas. Razón de más para no facilitarles la labor. El Partido Popular se ha equivocado con la iniciativa de abrir una suscripción para financiar la contratación de escoltas privados para sus cargos públicos en -el País Vasco. Seguramente hay atenuantes para ese error. Que lo corrijan cuanto antes, en lugar de empecinarse en una batalla absurda. Y que los demás partidos faciliten esa rectificación, en lugar de magnificar la divergencia. A primera hora de la tarde de ayer, mientras políticos diversos intercambiaban reproches sobre esa cuestión por la radio, llegó la noticia de que los terroristas habían colocádo una bomba,en la furgoneta de un concejal del PP.Luego se supo que no se trataba de una bomba, sino de un artefacto pirotécnico colocado en la rueda del vehículo. Era, pues, lo que en la literatura de ese mundo se entiende como un aviso: lo mismo que habían colocado un petardo podían haber puesto una bomba-lapa como la que hace unos días acabó con la vida del concejal Iruretagoyena. Hasta ahora se consideraba que eran los concejales guipuzcoanos los más directamente amenazados. El aviso de ayer se produjo en un pueblo de Álava. Por otra parte, si se hubiera tratado de una bomba, la víctima no habría sido el concejal, sino su hijo, que fue quien arrancó la furgoneta que ambos utilizaban. Esto revela las dificultades de asegurar la protección de los amenazados. Como dijimos aquí a raíz del atentado contra el concejal de Zarautz, si un día estuviera garantizada la seguridad de todos los cargos públicos del PP vasco, atacarían a sus familiares; y si también se les facilitara una protección eficaz, irían a por los concejales de los otros partidos; o a por sus hijos. Porque hace años que para ETA no existen límites o inhibiciones morales. Ya no consideran necesario justificar cada atentado en particular: todos ellos sirven a la causa, porque la causa consiste en extender el miedo. La dificultad de proteger a todas las víctimas potenciales de ETA es, por tanto, considerable. El efecto de la protección es, sobre todo, disuasorio, y para ello tanto da que sea prestada por miembros de las fuerzas de seguridad o por agentes privados. Sin embargo, las consecuencias políticas de optar por una cosa u otra son muy diferentes. Al apostar por una protección privada pagada mediante aportaciones particulares, el partido del Gobierno está transmitiendo un mensaje de impotencia. Pocas cosas resultarán más desmoralizadoras para los ciudadanos y más favorables para las expectativas de los terroristas: ellos, que no sabían muy bien por qué habían elegido como víctimas a los concejales, y que habían sido criticados desde sus propias filas (Txelis), se encuentran con que el enemigo les hace el trabajo de dar un sentido a sus crímenes al conseguir que el Gobierno admita su incapacidad para garantizar la seguridad de los ciudadanos frente a ETA. Y, de paso, suscitar una nueva polémica entre los Gobiernos de Madrid y Vitoria y de los partidos entre sí. Que hubieran consultado al Tribunal de Cuentas demuestra que no es algo improvisado, sino una decisión meditada. Tal vez la tensión con que se vive la amenaza en las filas del PP vasco explique la torpeza. Pero seguramente hay también un componente oportunista: conectar con esos sectores que culpan de los atentados a la ineficacia de la Ertzaintza. El ministro del Interior reconoció ayer que es una "mala solución", pero dijo que ninguna es buena. Ha resultado la peor. Si hay un problema con la policía vasca, Mayor debe discutirlo con Atutxa. Hace 10 días se aseguró que existía un acuerdo satisfactorio entre ambos. O nos engañaron y no lo había, o sí lo había pero el PP no ha resistido la tentación de la demagogia. Pretender denunciar la ineficacia, real o supuesta, de la Ertzaintza mediante una colecta pública para pagar una policía privada es un error lamentable. Ojalá se reconozca cuanto antes y nos ahorremos otra gresca de esas que hacen pensar a los estrategas de ETA que son unos genios de la desestabilización.

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