_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Caldos de cultivo

Hace una semana, una madre de ocho hijos fue quemada viva por su marido -del que se había separado judicialmente dos años antes- en un pueblo granadino. La mujer asesinada había denunciado reiteradamente los malos tratos que le infligió su esposo a lo largo de casi cuarenta años de accidentado matrimonio; pocos días antes de su muerte contaba en Canal Sur la historia de ese infierno conyugal. El trágico suceso no es excepcional: sesenta mujeres han sido asesinadas en España durante 1997 por sus maridos o compañeros. El trasfondo de esos crímenes son las 16.000 denuncias presentadas cada año por mujeres amenazadas, agredidas o vapuleadas; según los expertos, los casos que llegan a los juzgados constituyen sólo un débil porcentaje de los malos tratos efectivamente producidos.El vicepresidente Cascos puso inicialmente en duda que el crimen constituyese un supuesto típico de malos tratos: "Yo creo que cualquier excéntrico en cualquier pueblo de España puede provocar, como de hecho a veces ocurre, una tragedia". Esa gratuita metedura de pata sería rectificada al día siguiente por otros ministros. ¿Cómo explicar que el vicepresidente del Gobierno descartase a bote pronto la causa estadísticamente mas previsible del asesinato y apostase a favor de un simple trastorno mental transitorio? ¿Será el machismo la hipótesis mas adecuada para dar cuenta de ese espectacular patinazo?.

Es cierto que el PP no tiene un historial demasiado brillante en ese terreno. Hace pocas semanas los populares corearon una chocarrera gracieta de su presidente fundador, para quien la "exhibición del escote" de la diputada socialista Clementina Díaz de Baldeón había sido el único rasgo destacable de su intervención en un debate parlamentario con la ministra Aguirre: "una simpática alusión a los atributos de una dama", remacharía Fraga días después sin dar su brazo a torcer. Cascos también dió una zafia respuesta hace justo un año a una pregunta parlamentaria de la oposición sobre la imagen -tan patosa como cursi- fabricada por el secretario de Estado Rodríguez con ocasión del 18º aniversario -la mayoría de edad- de la Constitución de 1978: si fuera chica se vestiría de largo y si fuese chico iría a votar. El despreciativo tono de cachondeo de su réplica ( "la exaltación de la figura de la mujer como síntesis de virtudes tiene 25 siglos de existencia" y es confirmada por las cariátides y las matronas que decoran el frontispicio del Congreso) provocó el abandono del hemiciclo por todas las diputadas (exceptuadas las populares); el lamentable episodio concluyó con la comparecencia en el Senado del vicepresidente para presentar excusas ante la Comisión Mixta de Derechos de la Mujer.

Pero sin desechar la eventual influencia de sus gustos chabacanos, el comentario de Cascos pudo ser también una consecuencia de los reflejos condicionados que se les suelen disparar a los políticos del PP ante cualquier información imprevista. Si la noticia es buena (sea la detención de un peligroso etarra en Francia o el anticiclón de las Azores), la incorporarán de inmediato a su activo e intentarán incluso reivindicar su autoría; si la noticia es mala (como el crimen de Granada o los bloqueos automovilísticos tras una nevada), tenderán a lavarse las manos y a endilgar la responsabilidad a la fuerza del destino o a la herencia socialista. Consciente el gobierno de que la reacción de su vicepresidente había sido disparatada, varios ministros reconocieron después que el escalofriante parricidio remitía inevitablemente a un problema social. Es evidente, en cualquier caso, que el Ejecutivo debería adoptar las iniciativas adecuadas para que el parlamento reformase las leyes y el ministerio público actuase más activamente en defensa de la igualdad entre los sexos: no en vano la impunidad penal y la tolerancia cultural hacia los malos tratos infligidos a las mujeres por sus maridos constituyen el caldo de cultivo de esas agresiones capaces de producir la muerte.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_