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TROMBA DE AGUA EN ANDALUCÍA

La Junta acusa a la Delegación del Gobierno de falta de colaboración

Carmen Morán Breña

El delegado de la Junta de Andalucía en Sevilla, José Antonio Viera, acusó ayer a la Delegación del Gobierno central en la comunidad de no haber informado al alcalde de Camas, Antonio Rivas, del peligro que corría la localidad a la vista de las predicciones meteorológicas y de no atender los teléfonos que estuvieron sonando durante toda la madrugada. "Hasta las 11.30 de esta mañana [por la de ayer] no conseguimos hablar con ningún funcionario de la delegación". El aludido empleado, según Viera, contestó que nadie se había puesto en contacto con ellos. Un hombre murió de un infarto en la localidad sevillana al ver que el agua alcanzaba su ventana.

Tanto el alcalde de Camas, la ciudad sevillana más afectada por las lluvias, como el delegado de la Junta en Sevilla se mostraron indignados por "la falta de coordinación entre las administraciones" y acusaron a la Delegación del Gobierno de no haber hecho todo lo posible para ayudar a los vecinos a solucionar el desastre.Viera indicó que el regidor, Antonio Rivas, se puso en contacto con ellos hacia las cuatro de la madrugada. "Y es indignante que no haya obtenido respuesta de quien se la tenía que haber dado", se quejó en referencia a los servicios del Gobierno central. Luego, precisó que "incluso el Ejército podría haber ayudado".

El alcalde agradeció la colaboración, de la Junta, de la Diputación y de la empresa de aguas de Sevilla, Emasesa, y reprochó la falta de ayuda por parte del Estado: "Ni Guardia Civil, ni Conservación de Carreteras del Ministerio, ni nadie... No ha venido nadie".

Por su parte, el subdelegado del Gobierno central en Sevilla, Andrés Herranz, dijo que le traen "al fresco" las críticas tanto de Viera como de Rivas y añadió que "en todo momento se ha cumplido con la obligación". Herranz restó importancia a la situación de Camas y dijo que no había habido grandes desalejos".

En cuanto a las causas del desastre, Viera apuntó a las urbanizaciones ilegales que se construyen en el Aljarafe y expresó su deseo de que se tramiten con la menor brevedad posible aquellos casos que ya están en los juzgados.

"La Junta", dijo Viera, "va a abrir una investigación" sobre las actuaciones urbanísticas prohibidas. A continuación explicó que se están desviando artificialmente los cauces y poniéndose rellenos.

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"La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir debe hacer un estudio de lo que está pasando y dar solución al encauzamiento de los arroyos para proteger a pueblos como Camas", concluyó.

Riada de barro

Las aguas, que corrían embravecidas por Camas, sorprendieron a los vecinos de madrugada. Eran las tres y media cuando la riada de barro que se adueñó del centro y la parte baja comenzó a arrastrar a los coches, que se iban estrellando contra la fuente de la plaza de la Constitución uno tras otro hasta apilarse de tres en tres. También los contenedores de basuras navegaban con la corriente.Los vecinos, despiertos y sin luz, intentaban poner freno al lodo que se metía en sus casas. Pero era como poner puertas al campo. Amontonaron mantas en el suelo y cegaron las puertas, pero no pudieron impedir que el barro se colara hasta la cocina, los dormitorios y los comedores.

El año pasado, cuando el agua inundó Camas, José Romero, un jubilado de 70 años que padecía del corazón, sufrió un infarto. "Pero salió porque le poníamos pastillas debajo de la lengua", dijo ayer su sobrina, Macarena Alonso. Este año no pudo ser.

Ayer, de madrugada, José Romero, al ver que el agua alcanzaba su ventana, sufrió un nuevo ataque al corazón "y cayó redondo en el barro", explicó Macarena. Su familia, que vive en la puerta contigua, no podía salir por la fuerza de la corriente y el sobrino saltó por el tejado para ayudarle. Ya era tarde.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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