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Reportaje:

Nueva York extiende su memoria judía

El lunes se inaugura el Museo del Holocausto, una herencia de cultura y de guerra

Otro museo sobre la historia de los judíos y el holocausto ha abierto sus puertas en Estados Unidos, y esta vez- su sede se halla enclavada quizá en el sitio más simbólico que pudiera haberse escogido: en la punta sur de Manhattan, justo entre la Estatua de la Libertad y el centro mundial de las finanzas de Wall Street y el World Trade Center.Está claro que los judíos encontraron en EE UU libertad y negocio después de la guerra, pero el simbolismo no acaba ahí. La estructura hexagonal del nuevo edificio, diseñado por el arquitecto Kevin Roche, intenta evocar las seis puntas de la estrella de David y los seis millones de judíos que fueron aniquilados en los campos de concentración nazis durante la Segunda Guerra Mundial.El Museo de la Herencia Judía (subtitulado "Una memoria viva del holocausto"), inaugurado oficialmente por todo lo alto el jueves con la presencia del alcalde y el gobernador del Estado, recibirá a sus primeros visitantes el próximo lunes, y nace en parte como un ajuste de cuentas entre Nueva York y Washington.

En Estados Unidos residen actualmente cerca de seis millones de judíos, y de ellos más de millón y medio se encuentran en el estado de Nueva York, principalmente en la gran urbe. Pero la ciudad de los rascacielos había perdido en 1993 su apuesta con la capital del país por albergar el mastodóntico United States Holocaust Memorial Museum, que es el epicentro de la memoria histórica judía en EE UU.

Ahora Nueva York inaugura, después de 16 años de preparativos, un proyecto que entre otros problemas deberá responder a la pregunta de cuántos recordatorios de este tipo puede absorber la atención pública antes de que el interés se vea del todo desbordado por la oferta.

Aparte del recién inaugurado museo, que ha costado unos 3.000 millones de pesetas, Nueva York cuenta ya con el prestigioso Jewish Museum (dedicado al estudio amplio de la cultura y el arte judíos de los últimos 4.000 años), el Centro para la Historia Judía, la Sociedad Histórica Americano-Judía, así como incontables universidades y centros de estudio religioso. No supone ninguna sorpresa, sin embargo, que en su edición de ayer el diario The New York Times anunciara que el Museo de la Herencia Judía "no es redundante ( ... ), especialmente en un momento en que los supervivientes están desapareciendo, y la intolerancia no".Como escribía el pasado domingo Julie Salamon en ese periódico -baluarte fundamental de la comunidad judía-, "en los últimos 50 años ha habido un examen continuo del holocausto por parte de académicos, novelistas, cineastas, autores teatrales, artistas, teólogos y otros intelectuales. Pero en, esta nueva difusión populista los museos usan toques del mundo del espectáculo para hacer accesible a masas ignorantes la difícil información que presentan".Segundo gran reto del nuevo Museo de la Herencia Judía: combinar la seriedad de su objeto de estudio con la necesidad de resultar atractivo para los turistas. En este aspecto, no sólo se han incluido fragmentos de los famosos testimonios recogidos por Steven Spielberg para su proyecto de historia visual de los supervivientes del holocausto. El museo lleva ocho años recopilando testimonios de este tipo y cuenta con 80.000 horas de grabación, de las que por ahora sólo mostrará tres. También otros judíos famosos como Woody Allen y los actores Efl Wallach y Leonard Nimoy han prestado su voz y su imagen para dar color a una visita que por su contenido puede resultar excesivamente sombría.

Los 3.000 metros cuadrados de las tres plantas del edificio (dedicadas respectiva mente al siglo XIX, al Holocausto y al renacimiento) son un muestrario de objetos per sonales recuperados a través de los años, juguetes, fotografías, cartas, ropa, libros y cuadernos, cada uno de ellos junto a una foto del que fue su pro pietario. La sala principal acoge un conjunto de pantallas de vídeo y ordenador, hologramas y grabaciones para sumergir al visitante en la memoria del pueblo judío.

Completan el recorrido una serie de documentales sobre el holocausto y un homenaje a aquellos que sobrevivieron la embestida de los tiempos para dejar su huella en el arte y la cultura: lo que en Estados Unidos se ha bautizado como el renacimiento judío en Israel y América.

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