Grosería intelectual
Estoy enteramente de acuerdo con el artículo de Miguel García Posada. La lengua de Franco. Como días atrás con la columna que sobre el mismo tema, y desplegando, una vez más, su ácida ironía, le dedicara Arcadi Espada: firmas que, al lado de A. Muñoz Molina, Ana María Moix, Fernando Savater, Félix de Azúa o Francesc de Carreras, prestigian a su periódico. A mi juicio, las palabras del señor Arzalluz, que tanta grosería intelectual -perdón, visceral- supuran, son un nuevo síntoma del deterioro, acaso irreversible, que experimenta nuestro actual sistema político: humillaciones de toda índole con la ciudadanía anónima (o sea, aquellos hombres y mujeres desprovistos del más mínimo poder decisorio); afanes totalizadores descaradamente territoriales; grupos políticos, económicos y culturales por entero "blindados".-