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Los asuntos nigerianos de Havelange

Àngels Piñol

El casi octogenario Joáo Havelange estaba en Nigeria -jugaba Uzbekistán contra los locales- cuando el régimen militar del país africano fusilaba a nueve defensores de los derechos humanos. Poco debió de influir en su ánimo cuando pocas semanas después se convertía en el principal abogado de las pretensiones nigerianas de organizar el Mundial sub-20 de 1997. Al hacer esto, Havelange intentaba que los intereses de la FIFA prevalecieran sobre los dictados de la Unión Europea cuando este organismo acababa de dictar un boicot a Nigeria. "La Unión Europea son 12 países (sic) y la FIFA 193", declaró Havelange. "Sólo acataríamos un boicoteo de la ONU".Finalmente, la candidatura de Nigeria -a quien se le quitó el Mundial 95 por falta de condiciones de todo tipo

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no prospero -ganó Malaisia- pese a los trabajos de Havelange, pero a cambio, la FIFA se vio legitimada como organización no sujeta a las legislaciones de los países, casi un estatus de Cruz Roja, por ejemplo.

El máximo organismo futbolístico mundial logró ayer que la delegación de Nigeria entrara en París, pese a la prohibición de pisar cualquier país de la Unión Europea. No les valían tampoco los visados. Cooper, jefe de prensa de la FIFA, explicó que estuvieron realizando gestiones ante el Ministerio de Asuntos Exteriores francés. Los diplomáticos, finalmente, accedieron a que los nigerianos entraran en París y fueran al sorteo siempre y cuando la FIFA garantizara que la expedición estaba compuesta por gente del deporte y no del mundo de la política y que constara expresamente que la invitación no la formulaba Francia.

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