_
_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Reyerta en la caverna británica

José Sámano

Han tenido que transcurrir cinco jornadas de la Liga Europea para que el Blackburn Rovers dejara algún rastro, de su participación. Ocurrió en Moscú, el pasado miércoles, en un duelo irrelevante entre el Spartak -ya clasificado antes del partido- y el representante inglés -sin opciones hace semanas-. A los cuatro minutos de partido, un choque entre David Batty y Graeme Le Saux acabó en intercambio de puñetazos entre los dos compañeros del Blackbum y la selección. Le Saux se rompió la muñeca.No es la primera vez que el tosco y militarizado fútbol inglés toma los guantes. Hace algunas temporadas, Bruce Grobbelar, entonces guardameta del Liverpool, y su compañero Steve Mc Manaman se cruzaron varios manotazos. Pero el combate de los Rovers ha causado cierta perplejidad. A nadie le podía extrañar la intervención de Batty, un centrocampista arisco, rudo y malencarado. Un rascatripas de esos que abundan en la Premier League peleado con la pelota, el público, los árbitros, las piernas contrarias y todo lo que pase a su alrededor. Por contra, Le Saux es un tipo introvertido. Un lateral izquierdo con cierta destreza en el manejo del balón, más bien tibio en los marcajes y con un gusto refinado por la literatura (columnista habitual en algunos medios británicos).

La reyerta entre el rascatripas Batty y el reflexivo Le Saux quizá obedezca a la fractura que desde hace tiempo demanda un sector del público británico. Enclaustrado en hábitos cavernarios y tácticas de piedra, el fútbol del Reino Unido agoniza lentamente cuando cruza el Canal. Cualquier cita internacional de los últimos años le ha dejado en evidencia. Salvo algún escarceo, del Manchester United y el Arsenal en la Recopa, sus números continentales son humillantes. En las dos últimas temporadas, el United no consiguió superar la Liga de Campeones. Este año el Blackburn presenta los peores dígitos del torneo -un empate y cuatro derrotas y un gol a favor-. En la Recopa, el Everton cayó en octavos con el Feyenoord. Y en la UEFA, el Liverpool sucumbió ante el débil Brondby en dieciseisavos; la misma ronda en la que fue despedido el Leeds United, fulminado por el PSV Eindhoven. Antes que Liverpool y Leeds había sido vapuleado el Manchester United por el insignificante Rotor Volvogrado ruso en la primera ronda. Sólo sobrevive el Nottingham.

Una radiografía caótica cuando sólo restan ocho meses para la Eurocopa de Inglaterra. Y es que el fútbol inglés sigue atrapado por el pasado y reñido con los tiempos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_