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La flamante oficina antisubasteros abre sin el material necesario y sólo dos horas al día

Elsa Fernández-Santos

La oficina de subastas judiciales abrió ayer sus puertas para informar a los ciudadanos sobre los inmuebles, que salen a la puja pública cada mes. Pero el estreno no fue todo lo brillante que auguraba el solemne acto del día anterior, presidido por el ministro Juan Alberto Belloch y el presidente regional, Joaquín Leguina. La pequeña oficina, situada en los juzgados de la plaza de Castilla y a la que se accede directamente desde la calle, no tenía todavía el material necesario. Además, el horario, un escueto "de 10.00 a 12.00 de la mañana", dio con la puerta en las narices a muchas personas.

La oficina se estrenó con dos mesas, dos armarios, un fichero ocho sillas y un ordenador. Pero no llegaron a tiempo la impresora del sistema informatico, los folletos explicativos y el teléfono. A las doce de la mañana, justo al cerrar sus puertas, un obrero colocaba un letrero rojo donde se indica que ésa es la oficina de subastas judiciales. La creación de esta oficina fue acordada hace siete meses, en una votación unánime de la Asamblea de Madrid tras una proposición de IU.Ayer, los 25 usuarios que se desplazaron hasta allí en las dos horas de atención al público no obtuvieron información concreta. Las dos abogadas que atienden la ventanilla tomaron teléfonos e indicaron que en cuanto tuvieran el ordenador listo responderían exhaustivamente cada demanda.

Rosa González, una maestra de Catabanqhel de 43 años, hizo un viaje de una hora en metro y tuvo que pedir permiso en su trabajo para acudir a informarse. Volvió con las manos vacias, porque llegó a las 12.30. "Es un horario demasiado corto", afirmó, tímidamente.

María José Gaudaseguí, se cretaria general del decanato de los juzgados de Madrid -organismo que se ha encargado de la instalación de la oficina-, reconocia ayer que la apertura ha sido "precipitada" pero inevitable. "Ayer [por el miércoles] se firmó el convenio y, sinceramente, nos pilló casi de sorpresa", explica Gaudaseguí. "Nos hemos visto obligados a abrir la oficina de forma precipitada, ya que suponíamos que ante la difusión que han dado todos los medios de comunicación vendría mucha gente. Pero por supuesto que sabemos que faltan muchos detalles".

Mientras, en la Comunidad se lavaron las manos. "Nosotros financiamos la oficina, pero su funcionamiento directo no depende nosotros", explicó Agapito Ramos, consejero de la Presidencia. "Sólo sabemos que ha ido mucha gente y que todo parece señalar que será muy útil. Pero hay que dar un tiempo a la oficina, ver la demanda de gente que acude a ella para poder perfilar su horario", añadió el consejero.

En la región de Madrid se subastan al mes unos 200 pisos embargados, todos aproximadamente un 20% más baratos que en el mercado inmobiliario habitual. Las 25 personas que pasaron ayer entre diez y las doce de la mañana eran "gente muy joven o muy mayor", señaló una de las dos abogadas que atienden a los interesados. "Los jóvenes ven la posibilidad de comprarse por primera vez una casa y los mayores que han venido buscan casas para sus hijos".

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Con esta oficina -fruto de un acuerdo entre la Comunidad, Justicia y el Colegio de Abogados- se pretende que el negocio de los subasteros desaparezca y que cualquier persona pueda acceder a un piso embargado: inmuebles más baratos, pero que en algún caso pueden tener más de un problema. Estos "problemas" son uno de los puntos de información más importantes de la oficina. "Aquí facilitamos, en líneas generales, la calle del inmueble, los metros que tiene, su distribución, su precio de salida, el juzgado donde se va a subastar y cómo debe actuar el comprador". Pero no se facilitan fotos -en contra de lo anunciado en junio pasado-, ni se informa sobre si necesita una profunda rehabilitación.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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