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Quemar diez años de vida

Juicio militar a un soldado que incendió un colchón

Acababa de empezar la mili y no se encontraba bien. La depresión y las fobias que conocía desde muy temprana edad hicieron acto de presencia con más fuerza que nunca. Pidió reiteradamente asistencia médica, pero no la recibió. Entonces prendió fuego a un colchón para que le hicieran caso. Es el resumen de la declaración que Ismael Prieto, de 21 años, hizo ayer ante el Tribunal Militar de Barcelona que lo juzgó por es tos hechos. La pena a la que se enfrenta es de diez años y seis meses de prisión, más una indemnización de seis millones. El delito, atentar contra medios o recursos de la defensa nacional .La salud mental de Ismael siempre ha sido precaria. Pro blemas familiares graves estuvieron presentes durante su adolescencia. Conoció pronto la depresión y la ansiedad, tratadas psicológicamente desde los siete años. Pero cuando lo llamaron a filas no alegó todos estos problemas psicológicos porque se le pasó el plazo esta blecido para la presentación de alegaciones, y en septiembre de 1993 ingresó en la Academia General Básica de Suboficiales de Tremp. Cuando empezó a participar en las actividades cotidianas del cuartel, su debilidad mental se agudizó y eran frecuentes sus visitas al botiquín. "Me decían que tenía cuento", declaró Prieto. Sus fobias se agudizaban en los ejercicios de tiro. El fin de semana que sucedieron los hechos, Ismael estaba arrestado por no haber realizado correctamente la instrucción. Junto con otros soldados subió a la: planta superior del edificio donde se encontraban y hablaron de Sus problemas en la mili mientras bebían una cerveza. Cuando se quedó solo, prendió el colchón. El fuego se propagó rápidamente y quemó la mayor parte de la planta. "Me quedé solo con mi depresión y no aguantaba más", declaró Ismael. "Incendié el colchón para llamar la atención, pero nunca pensé que toda la nave pudiera quemarse", explicó. Antes de quedar definitivamente exento del servicio militar todavía protagonizó un intento de suicidio al hacerse cortes en una muñeca con una hoja de afeitar.

Las pruebas periciales que deben determinar la salud mental de Ismael, básicas para decidir la imputabilidad de los hechos, resultaron de lo más contradictorias. El perito solicitado por las acusaciones, un médico militar, afirmó que los trastornos de personalidad del acusado no afectan en absoluto a su capacidad intelecto-volitiva. El médico militar afirmó que Ismael adoptó una actitud de simulación durante las pruebas médicas. "Se esforzó para ofrecer una imagen más peyorativa" afirmó. El perito de la defensa afirmó que los trastornos de Prieto sí podían desembocar en actos extremos en una situación límite. Para el doctor Macho, Ismael no falseó los cuestionarios. "Su biografía lo demuestra", afirmó.

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