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Charles Pasqua, el 'duro' de la política francesa

Su programa es aterrorizar a los terroristas, desintegrar a los integristas y... ganar las elecciones

La máxima de Charles Pasqua es "hay que aterrorizar a los terroristas". Y a ello se dedica desde el Ministerio del Interior francés. Este hombre no sólo se ha apuntado la medalla de la captura de Carlos sino que además, aprovechando las vacaciones del Gabinete, multiplica sus atribuciones y se ocupa de Exteriores, Justicia o Defensa. ¿Pasqua presidente? De momento no, pero tanto Balladur como Chirac le necesitan para ganar la carrera al Elíseo. Dicen que ambos le han ofrecido el cargo de primer ministro. Aún no ha dicho por quién apostará, pero lo que es seguro es que será lo mejor para Charles Pasqua.Nacido en 1927 en la perfumera ciudad de Grasse, en la Costa Azul, Charles Victor Pasqua une a su aspecto y maneras de Fernandel una facundia innegable. "Todo lo que soy se lo debo a mis padres, al general De Gaulle y a Paul Ricard". En 1952 Pasqua era viajante de Ricard, la empresa que fabrica el anisado pastís. Durante quince años recorrió Francia, forjó una red de amistades y, vendiendo pastís, llegó a la dirección de Pernod-Ricard. Ahora vende republicanismo populista y actúa como el tipo duro de la política francesa.

No le basta con "aterrorizar a los terroristas", sino que ahora quiere "desintegrar a los integristas". De ahí que haya encerrado en el antiguo cuartel de Folambray a 25 supuestos líderes del integrismo islámico. Les expulsará a todos, pero aún no sabe hacia qué país. La opinión pública, la France profonde, aprueba su gestión, como aprueba los 30.000 controles callejeros. Inmigrantes sin papeles, carteristas y pequeños traficantes son los terroristas que han caído en la diaria telaraña de Pasqua. Carlos llegó para justificar el despliegue.

Si los pequeños maleantes pueden pasar por terroristas, todos los árabes son transformables en militantes del FIS (Frente Islámico de Salvación) o del GIA (Grupo Islámico Armado). Los flics de Pasqua casi nunca piden. la documentación a los rubiales de ojos claros.

"Pretender que la solución de la Situación argelina pasa por la negociación es un camelo, porque no hay islamistas moderados", dice Pasqua, al tiempo que acusa a británicos, alemanes y estadounidenses de ser "complacientes con los terroristas" y de no saber colocarlos "en una situación en la que no puedan molestar". Folambray es el ejemplo.

Socialistas y comunistas reprochan a Pasqua que siempre actúa de cara a la galería. Creen que sus controles acabarán por radicalizar a los más de tres millones de árabes que viven en Francia. Pero a él eso no le importa. Da igual que a veces detenga a islamistas agnósticos o entregue a España etarras contra los cuales no hay orden de busca y captura, Pasqua se sabe árbitro de la situación. No en vano resume así lo que piensa de la amistad y la fidelidad: "En política, las promesas sólo comprometen a quienes creen en ellas". Y él, autor de un himno al anís con música del Ave María de Schubert, sólo cree en él mismo.

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