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El rostro de la muerte en directo

"Que no me maten, pero, llegado el caso, que televisen mi ejecución". Así razona David Lawson, condenado a morir el próximo día 15 en Carolina del Norte y candidato aparecer en las pantallas estadounidenses "para servir de ejemplo a otros sobre las consecuencias de los abusos en la infancia y de la depresión". Phil Donahue, veterano presentador de uno de los numerosos programas cara al público en los que se plantean las miserias humanas más escabrosas, quiere grabar y retransmitir la ejecución por puro sensacionalismo.

Hasta ahora, el Tribunal Supremo de Carolina del Norte ha denegado por dos veces la petición de Donahue, pero el abogado del presentador televisivo pretende recurrir al Supremo en Washington.David Lawson, condenado a muerte por asesinar a un hombre en el curso de un atraco en 1980, intentó que varios programas de televisión se interesaran en su caso cuando se acercaba la fecha de la ejecución. Phil Donahue vio la carnaza y planteó su derecho a filmar la ejecución al amparo de la Primera Enmienda constitucional, que garantiza la libertad, de expresión.

El pasado martes, un juez de distrito al que el abogado de Donahue había recurrido resolvió que no tenía jurisdicción sobre el caso y recomendó el recurso ante el Supremo. Mientras tanto, el abogado de Lawson ha presentado una última moción en la que pide que se le conmute la pena de muerte por inyección letal, sobre la base de que es un castigo cruel e inusual, y por lo tanto, prohibido por la octava enmienda de la Constitución: el argumento que se emplea habitualmente, con escasos resultados.

Cilta custodiada

En caso de que la moción no sea aceptada, Lawson seguiría interesado en que se haga el vídeo de su ejecución.Por su parte, John Hasty, el abogado de Phil Donahue, ha insistido en que la grabación de la ejecución se haga de todas formas, y que la cinta quede después sellada, sin que la vea nadie, bajo la custodia del tribunal. Si el Supremo autoriza la difusión, la cinta se emitiría, y en caso contrario se procedería a su destrucción, según el precedente de Califonia de este mismo año.

Los intentos de emitir los últimos instantes de un condenado a muerte han sido rechazados hasta ahora por los jueces. Ocurrió el mes pasado en Maryland, a pesar de la autorización inicial para grabar la ejecución de John Thanos, y ocurrió en California, cuando el canal KQED de San Francisco no pudo impedir, en febrero de este año, la destrucción de un vídeo que recogía la ejecución de Robert Harris en la cámara de gas de. la prisión de San Quintín, el 21 de abril de 1992.

El vídeo de Harris había sido grabado por la Unión Americana de Libertades Civiles como parte de una querella contra la pena de muerte, y fue destruido para respetar la voluntad del ejecutado de ahorrar sufrimientos posteriores a su familia.

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