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El empresario de los cinco duros reabre la guerra del pan y regala 8.000 barras

Cerca de 8.000 barras de pan lleva regaladas en dos días el industrial Matías Morales en dos de los seis establecimientos que tiene en Alcalá de Henares (164.000 habitantes). Es su forma de celebrar el aniversario de la apertura de su primera tienda en esta ciudad. En estas dos jornadas no se han producido incidentes y, aunque el goteo de clientes que ayer se acercaron a recoger el pan fue incesante, no se formaron aglomeraciones.

Para Matías Morales el regalar el pan, gesto que se repetirá en Alcalá durante toda la semana, es la mejor manera de agradecer a los clientes su confianza". Morales se abrió paso en el mercado hace un año cobrando 25 pesetas por la barra de pan, lo que obligó a sus competidores a reducir el precio que entonces oscilaba entre las 40 y las 50 pesetas. Desde el pasado otoño prácticamente todas las panaderías de la ciudad establecieron el precio que marcó Morales, 30 pesetas.No sucede lo mismo en otros municipios de la Comunidad de Madrid. En Fuenlabrada, por ejemplo, la pistola se ha llegado a vender a 17 pesetas, cuando este fabricante, que ya tiene un centenar de tiendas diseminadas por toda la región, decidió vender la barra a cinco duros.

Los beneficiarios de la guerra entre fabricantes han sido los alcalaínos que ayer mostraban su satisfacción por la rebaja del precio. Unos continuaban pagando ayer el pan en su establecimiento habitual, a 30 pesetas, a pesar de que a escasos 25 metros se lo regalaban, alegando la costumbre de comprar diariamente en esa tienda.

Una de las clientas que se encontraron con el regalo del pan aseguraba por su parte no entender cómo, si vendiendo la pistola a 30 pesetas se gana dinero, tenían que pagar hasta 50 pesetas. Cristina, dueña de un despacho, reconocía la merma en los beneficios. Para ella el problema es de los fabricantes. Pero María Jesús, en su boutique del pan donde la barra se vende a 50 pesetas, aseguraba que "este señor puede mantener esos precios por sus prácticas irregulares".

En su derecho

La misma opinión expresa José María Fernández, secretario general de Asempan, asociación de fabricantes del sector, quien dice que esta organización no entra en la política de precios que marca Morales, que calificó de "práctica comercial no habitual", aunque reconoció que está en su derecho. La asociación ha denunciado a este fabricante por el "fraude permanente que supone no cumplir la legalidad vigente, ni las normativas laborales". Los sindicatos, según Fernández, también, han denunciado a Morales ante la Dirección General de Trabajo.

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Matías Morales, por su parte, reconoce la existencia de estas denuncias pero asegura que hasta el momento las ha ganado todas y achaca la actitud de sus competidores a los que califica de "fabricantes-pandilleros", a sus ansias de acaparar el mercado e imponer precios abusivos.

Morales afirma que más de 300.000 madrileños consumen su pan, que ha creado más de 200 puestos de trabajo e insiste en que obtiene beneficios vendiendo el pan a ese precio. Pero el camino no ha sido fácil, dice el empresario. Más de dos millones de pesetas en reparar cristales rotos, cerraduras inutilizadas, pintadas en las paredes, ruedas pinchadas y amenazas son las consecuencias de su política.

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