César Martínez, el pianista del Avión Club, fallece cinco días después del cierre del local

César Martínez, el inolvidable pianista del Avión Club, falleció el jueves en la residencia Los Olmos, de Los Molinos (2.500 habitantes), cinco días después de que el bar cerrara para siempre tras perder un pleito con el dueño del inmueble. El maestro murió dulcemente, sin sufrimiento físico, sin decir nada, sin molestar a nadie, con mucha clase. Un cáncer de huesos y una pena muy grande por la clausura del local acabaron con su vida. Sus restos reposan desde ayer en el nicho 215 del cementerio de Los Molinos. Doce personas consternadas le acompañaron en el sepelio.

César no tenía parientes; su familia eran el matrimonio Zapatero y sus hijos -propietarios del Avión-, los camareros y los clientes. Aunque su salud estaba muy deteriorada desde enero pasado, en que hubo de suspender sus actuaciones, la muerte llegó por sorpresa: sus amigos no pudieron decirle adiós; ni siquiera se pudieron enterar de la hora y lugar del entierro.César Martínez había nacido en Madrid hace 74 años. Músico y compositor, maestro nacional y licenciado en biológicas, desde muy joven ejerció de pianista en diversos locales del Madrid de la posguerra. En los años cuarenta formó una pequeña orquesta que tocaba a diario en el restaurante Zalamea, ubicado en lo que ahora se ha convertido en la sala Morocco.

En el año 1946, Manuel Zapatero le contrató para la terraza de Riscal. Y de allí pasó al Avión Club, donde permaneció, noche tras noche sin faltar nunca a su cita con un público incondicional, los últimos 30 años.

José Zapatero, hijo de Manuel, le visitó el pasado lunes en la residencia donde se encontraba alojado. "¿Quieres que te traiga algo, César?", le preguntó antes de marcharse. Y el maestro le encargó una coca-cola y naranjas.