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García Márquez, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés muestran la cultura caribeña a través de su música

"Esa cosa que me hiciste, mami, ¡me gustó! ¡Ay, me gustó!". Con este son montuno, cantado por cuatro viejos compañeros de Antonio Machín, comienza en La Casa de la Trova de Santiago de Cuba la serie de televisión Cuento mi canto. Se trata de una coproducción hispano-cubana de 13 capítulos que pretende mostrar la cultura caribeña a través de su música. Silvio Rodríguez, Rubén Blades, Juan Luis Guerra, Leo Brower, Pablo Milanés y el premio Nobel Gabriel García Márquez son algunos de los personajes que hilvanan esta historia de amor, tristeza y mestizaje.

La serie, que será ofrecida por sus productores a TVE, es un viaje iniciático por los ritmos del Caribe que zarpa de las Guayanas y finaliza en los barrios hispanos de Nueva York, donde ahora retumban los tambores y la gente baila salsa, rumba, ballenato o guaguancó. Cuento mi canto no intenta teorizar ni explicar con juicios académicos los variados ritmos y melodías del Caribe. Tampoco buscar las causas de su formidable expansión actual por todo el mundo. Su director, el español Jon Incháustegui, se conforma con llevar esa realidad ante las cámaras, y que el espectador juzgue por sí mismo. Incháustegui está convencido de que la música caribeña es una partida con las cartas marcadas. En ella, el oído virgen queda siempre embrujado por la trampa del Caribe, que consiste en combinar los ritmos pegajosos con letras falsas, originales y demoledoras, como la de aquel bolero de la mexicana Paquita la del Barrio, que participa en la serie, que dice: "Tres veces te engañé: la primera por coraje, la segunda por capricho y la tercera por placer, y después de estas tres veces no quiero volverte a ver".Estado de ánimo

"La trampa consiste en que por la melodía se queda el mensaje", dice Gabriel García Márquez en la entrevista que ha grabado ya para la serie. Fue realizada el pasado mes de febrero en La Habana, y en ella García Márquez se declara defensor incondicional del Caribe, de su música y su cultura, e invita a los neófitos a que la descubran. Según García Márquez, el Caribe es algo más que un contexto geográfico y cultural, es también "un estado de ánimo".

"Aquí en el Caribe nos morimos de amor, pero luego seguimos viviendo", dice durante la entrevista el premio Nobel de Literatura. García Márquez considera que la música es uno de los elementos -junto a la comida y el clima- que une a los habitantes del Caribe. Afirma que sus libros más famosos son en una gran parte música.

"Cien años de soledad es un ballenato de 450 páginas y El amor en los tiempos del cólera es un bolero de 380 páginas", asegura García Márquez, señalando que ambas obras tienen la estructura de estos dos géneros caribeños. Durante la entrevista, a la que asistió este diario, García Márquez añade que esta relación vital entre música y existencia es dificil de comprender para un europeo debido a su cartesianismo.

"Los cartesianos tienen un problema: les han dado un cuadro dentro del cual meter la realidad, y la realidad que no cabe dentro de ese cuadro no existe, no se puede creer en ella. En el Caribe no tenemos esos cuadritos donde meter la vida, sino que la tomamos como viene, y eso a los europeos les parece fantástico, inverosímil, y le llaman realismo mágico". García Márquez pone como ejemplo de esto lo que le ocurrió tras publicar Cien años de soledad. "Cogía un taxi en Colombia y me decían: ¿Por qué no habló usted conmigo antes? Le hubiese contado más cosas".

Cuento mi canto son 13 capítulos musicales hilvanados por palabras de Juan Luis Guerra, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Rubén Blades y Gabriel García Márquez. Un cóctel mólotov para la imaginación.

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