_
_
_
_
_

Gana la justicia, 30 años después

Un tribunal de Misisipí condena a un racista por matar a un líder negro en 1963

Antonio Caño

El caso de la ciudad de Jackson (Misisipí) es de los que invitan a creer que la justicia, antes o después, se impone sobre el odio y el crimen. Un viejo militante del Ku Klux Klan, un ultraderechista y fascista que asesinó hace más de 30 años a un famoso líder negro de los derechos civiles, ha sido condenado ahora a cadena perpetua por aquel delito, del que entonces fue absuelto en dos ocasiones. El jurado que decidió el caso emitió en la noche del sábado en Jackson un veredicto de culpabilidad contra Byron de la Beckwith. La sentencia fue recibida multitudinariamente con gritos de felicidad.El episodio, que ha tenido gran resonancia en Estados Unidos, supone una gran victoria para la NAACP (la principal organización negra del país), que durante todo el tiempo transcurrido desde el asesinato de su líder Medgar Evers ha estado acumulando pruebas que confirmaran la culpabilidad de De la Beckwith. En realidad, el asunto de De la Beckwith se había convertido en un caso emblemático sobre la discriminación en el sistema de justicia.

Este personaje, que hoy tiene 73 años de edad y sigue llamando despectivamente nigger a los negros, se ha vanagloriado siempre de su acción, y ha declarado repetidamente en entrevistas que la muerte de Evers fue una gran aportación al desarrollo de la cultura blanca norteamericana.

Muchos de los testigos que han declarado en el juicio, desarrollado la pasada semana, contaron el orgullo con el que De la Beckwith relataba el momento en el que disparó su escopeta contra Evers, uno de los más famosos mártires negros, cuando éste salía de su casa, el 12 de junio de 1963. De la Beckwith fue juzgado entonces en dos ocasiones por sendos jurados, íntegramente compuestos por blancos, que lo declararon inocente. En esta ocasión, el jurado formado por ocho negros y cuatro blancos decidió en contra del militante racista después de seis horas de deliberación. De la Beckwith, que por treinta años fue bandera de los movimientos extremistas blancos norteamericanos, recibió el veredicto en silencio y, todavía, con un cierto gesto de orgullo.

La viuda del líder asesinado, Myrlie Evers, dijo que esta sentencia demuestra que "la vida de Evers no fue en vano". "Para su honor, Evers ha hecho más muerto que en vida. Hoy sentíamos que él estaba aquí con nosotros", comentó. Evers está enterrado en el cementerio de Arlington junto a otros héroes de la patria.

De la Beckwith, un antiguo vendedor de fertilizantes, será trasladado a la cárcel del condado de Hinds, en Misisipí, poblada en su mayoría por negros. Las autoridades han anunciado que se habilitará para él una celda apartada del resto de los internos, por razones de seguridad. Tendrá que pasar al menos 10 años en prisión antes de aspirar a la libertad bajo palabra por razón de edad.

Este caso ha resucitado en Misisipí, una región especialmente afectada por el racismo, y en todo Estados Unidos, la siniestra historia de discriminación de los años sesenta, cuando a los jurados se les preguntaba si creían que era delito matar a un negro antes de seleccionarlos para ciertos casos. A muchos de los que les hicieron esa pregunta hace 30 años en Misisipí contestaban, por supuesto, que no.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_