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Flores en recuerdo de Lucrecia

CHARO NOGUEIRA La solidaridad se ha quedado hueca. Mañana se cumple un año del asesinato de la dominicana Lucrecia Pérez Martos, de 33 años, en una discoteca derruida de Aravaca, un barrio residencial del norte de Madrid.

El domingo habrá flores para ella entre los cascotes de la sala de fiestas, pero los problemas de sus paisanos continúan. En la cercana plaza de la Corona Boreal, decenas de caribeños se siguen reuniendo; muchos, con miedo a que les pidan unos papeles que no tienen. El local prometido entonces nunca llegó. Mientras tanto, un guardia civil y tres menores acusados aguardan el juicio por un crimen, aún sin fecha. La huérfana de Lucrecia Pérez cobra 9.000 pesetas de pensión al mes y no le llega.

Madrid / 1 y 3

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