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El musical 'Sweeney Todd' llega desde Londres

La obra relata la historia del barbero que hacía empanadillas con sus clientes

A una comedia musical se la suele asociar con un telón que se levanta apoteósicamente mientras una gran fila de chicas de piernas sorprendentes avanza hacia el público. Error. Stephen Sondheim -que escribió las canciones para Madonna en la película Dick Tracy-, el compositor de Sweeney Todd, es capaz de hacer los mejores trabajos en este género sin chicas, sin chistes, sin estrellas y sin sex appeal. Esta versión de la terrible historia del barbero que hacía empanadillas con sus clientes se estrenó hace unos meses en Londres y ayer llegó a Madrid.

Sweeney Todd, que se estrenó anoche, es un thriller musical reducido por su director, Declan Donnellan, a una versión de cámara donde la tensión de la macabra y simbólica historia que cuenta se concentra angustiosamente. Las gentes de Londres narran el cuento de Sweeney Todd, que "sirvió a un dios oscuro y vengativo".La señora Lovett dice de sí misma que elabora los peores pasteles de todo Londres y que ni siquiera puede alquilar la habitación de encima de su pastelería, un lugar embrujado por algo que sucedió allí: un barbero, Benjamin Barker, y su mujer vivieron en ella; un juez y su criado, los dos enamorados de la esposa, amañaron la deportación del barbero y la dejaron sola con su hijita. El juez, entonces, la llevó engañada a su casa y la violó. Mientras escucha esto el barbero, que ahora se hace llamar Sweeney Todd, jura que se vengará del juez. Y la tragedia comienza.

Una tras otra, las víctimas van dejando un rastro de sangre en el sillón de la barbería y a Todd se le plantea el problema de todo buen asesino: ¿cómo deshacerse de los cadáveres? La señora Lovett se apresura con una respuesta rotunda: "¿Tirarlos? Sería un gran desperdicio, con lo cara que está la carne...".

Un sencillo resorte dejará caer los cuerpos directamente al horno de la pastelería. Los hojaldres rellenos de tierna y sabrosa carne se harán famosos. Sweeney Todd nunca existió, aunque puede que el cuento se base en alguno de los personajes del barrio de Fleet Street. El mismo Dickens era asiduo a algún café de la Fleet Street y se sabía una larga lista de nombres de prostitutas de la zona, la más poblada de activos brotes de sífilis.

Desde 1984, Sweeney Todd forma parte del repertorio de los principales teatros de ópera y era un riesgo volverla a poner en manos de los verdaderos intérpretes: los actores-cantantes, que además de entonar y entrar a tiempo con la orquesta saben decir muy bien las letras: "La historia del mundo, querida, es quién come y quién es comido; y tú debes decidir en qué grupo te quedas". Algo distinto de la definición que en los años cincuenta, Howard Taubman daba del musical: "Una idea nueva, un punto de vista consecuente, un sentido del humor fuera de lo trillado, lucimiento de la personalidad, sensibilidad para individualizar un estilo en la música, en los bailables y en la presentación escénica".

Pasteles importados

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Julia McKenzie, Alun Armstrong, Dennis Quilley -que con sus 70 años ya cumplidos regresará a Londres y volverá a interpretar a Sweeny-, ocho actores y nueve músicos aceptaron el reto. Han pedido un congelador y un horno microondas para poder cocer sus propios pasteles de carne que traen congelados desde Londres.

Dudaban de que la pastelería madrileña conociera el tacto de su fino hojaldre, que permite cantar mientras se mastica carne de secretario de juzgado.

En este momento se están representando dos funciones de Sondheim en Barcelona -Merrily we roll along y A funny thing happened on the way to the forum o Golfos de Roma-.

Las canciones que Sondheim escribió para Madonna en la película Dick Tracy fueron un éxito de ventas de discos. Esto, sin embargo, no significa que en España se conozca a fondo el trabajo del compositor.

Sweeney Todd. Teatro Albéniz. Hasta el 13 de noviembre. A las 20.30.

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