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Umberto Eco afirma que la televisión refleja mínimamente la realidad

La televisión sólo refleja la realidad en un 10%. El 90% restante de lo que vemos es pura retórica, sostuvo el pasado sábado en la Academia Española de Roma el conocido epistemólogo Umberto Eco, que, en apoyo de su tesis, recordó cómo la ceremonia nupcial del príncipe Carlos y la princesa Diana de Inglaterra fue concebida y ordenada hasta en sus últimos detalles en previsión de los efectos de su retransmisión directa por televisión.No supera tampoco esas cotas la fidelidad a lo existente de los llamados reality shows, un género que está derivando en un discutible estilo capaz de invadir muchos espacios de la producción televisiva italiana y frente al que Eco planteó el problema moral de la necesaria defensa de la intimidad personal y de la promoción de conductas civilizadas.

La réplica a Eco en este tema, que es centro de grandes polémicas sobre la labor de los medios de comunicación en la difícil y confusa coyuntura italiana, la dio Angelo Gugliemi, creador y director de la tercera cadena de la RAI, la televisión estatal tradicionalmente controlada por los comunistas.

Gugliemi, que reclama la paternidad del reality show -"yo soy el asesino", dijo, "porque los primeros programas de ese tipo, copiados luego en Francia, los hicimos aquí mucho antes de que se hicieran en Norteamérica"-, afirmó que la televisión realidad tiene la virtud de suprimir la mediatización del sujeto con su particular visión de los hechos, aun a costa de hacer la comunicación "más seca, más cruda".

El debate, que ayer tuvo un eco importante en la prensa italiana, se resintió de su retraso inicial, debido a que el secretario de Estado español para la Cultura, José Luis Dicenta, y el embajador de España en Roma, Emilio Menéndez del Valle, que presidieron el acto, se entretuvieron más de lo esperado en el Instituto Cervantes. El acto fue seguido de una cena ofrecida por Jorge Lozano, director de la Academia, a la que asistió Alberto Ronchey, ministro italiano de Cultura. El diplomático español de mayor rango fue el embajador de España ante la Santa Sede, Pedro López de Aguirrebengoa.

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