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Reportaje:

Si éllos pueden,cualquiera puede

Un 'Iove story' para cincuentones triunfa entre la gente de mediana edad de Estados Unidos

Soledad Gallego-Díaz

, Un love story para cincuentones está batiendo récords de venta en Estados Unidos. La novela Los puentes del condado de Madison obtuvo malas críticas cuando se publicó en abril de 1992, pero los críticos no han resultado grandes gurus. Casi sin publicidad, pero con el apoyo de los pequeños libreros y el sistema boca a boca, ha hecho un recorrido espectacular: cinco meses en las listas de éxitos de los principales periódicos, más de un millón de ejemplares vendidos (29 ediciones en tapa dura, a 1.650 pesetas) y marcha triunfal hacia el número uno. "Es tan perfecto como una lágrima", afirman sus entusiastas.Es la historia de amor de Robert Kincaid, de 52 años, fotógrafo en la prestigiosa revista National Geographic, y de Francesca Johnson, de 45, la mujer de un granjero de Iowa. De Kincaid sabemos que es un buen profesional, que su mujer le abandonó hace nueve años, y que es algo tristón y muy solitario. De Francesca, que nació en Italia y que vive más bien aislada, en una granja, con su marido americano y sus dos hijos, de 17 y 16 años.

No parecen las condiciones más idóneas para que se conviertan en los protagonistas de una historia de amor loco; pero es precisamente eso, según algunos críticos que han vuelto a revisar la obra, lo que ha provocado su desorbitado éxito: si ellos pueden, cualquiera puede.

Asomada al porche de cualquier granja, perdida en cualquiera de las enormes planicies de EE UU la mujer de un granjero, superados los 40, puede esperar que pase por su puerta el amor de su vida. Lo mismo vale para Robert: cuando cree que la mejor compañía es la de un buen perro, viajando por cualquier carretera polvorienta puede tropezar con la más furiosa y excitante historia de amor.

La novela es suavemente erótica. Como decía The Washington Post (que la había calificado de "material trillado"), "explícita, pero no gráfica". El encuentro dura cuatro días: dos de cortejo y mutua seducción y dos de apasionado amor físico. Robert hace el amor "como un animal salvaje, pero paciente" y a los ojos de Francesca es "como una gacela" y "como un leopardo". Ella es sensual y muy atractiva.

"La novela responde a las fantasías de cualquier hombre o mujer de mediana edad" explica The Washington Post La fantasía incluye el fumar y beber (ambos lo hacen frecuentemente a lo largo de las escasas 170 páginas), y algo que probablemente ha asegurado aún más el éxito: sexo seguro, porque la historia de amor no exige tomar decisiones drásticas ni asumir consecuencias dramáticas. Al final, él proseguirá su camino y ella se quedará con su marido e hijos. Y, a diferencia del Love story original, ninguno morirá antes de los 70.

La apasionada reacción que ha provocado entre la clase media blanca ha sido analizada por todo tipo de expertos. Los críticos siguen empeñados en compararla con una coca-cola abierta el día anterior: "Dulce, pero sin fuerza, aunque admiten que es un caso insólito, sólo comparable con el éxito de la mencionada Love story, hace casi 20 años. De momento, Los puentes... sigue el mismo canuno: Steven Spielberg ha comprado los derechos.

Tan sorprendido como los críticos está el autor, Robert James Waller, un pequeño y atildado profesor de Economía de 53 años, que se retiró hace algún tiempo a su casa de lowa para escribir románticas letras de canciones. Asegura que escribió la novela de un tirón, en 14 días, y que consiguió que se la editaran gracias a "unos amigo?. "Sí, la novela es sentimental" acepta. "Pero ¿es eso un pecado.?" En cualquier caso, su pecado le ha hecho millonario de golpe.

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