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NECROLÓGICAS

Maritxu Guller, 'la bruja buena de Ulía'

Maritxu Guller, conocida como la bruja buena de Ulia, falleció el domingo en su casa de San Sebastián a los 81 años. Nacida en Isaba (Navarra), María Erlanz, ése era su nombre, mostró ya en su infancia una extraordinaria capacidad sensitiva, premonitaria, que le granjeó la admiración de sus colegas parapsicólogos y el asombro de miles de personas que recabaron su juicio a lo largo de su vida. Sin retórica alguna, la muerte de esta mujer, vitalista, animada por una gran dosis de espiritualidad, es un suceso sinceramente sentido por buena parte de los donostiarras y por todos aquellos que la trataron, buscando a veces la respuesta a una situación angustiosa, a una pregunta perentoria. Ejerció la carrera de magisterio, contrajo matrimonio con el suizo Giovanni Guller, estudió parapsicologia en París y, pese a su mesura, sencillez y discreción, pronto empezó a sorprender con sus dotes para la percepción y la adivinanza hasta convertirse en personaje de referencia. La bruja de Ulia, título que nunca le agradó, representaba también la última manifestación del mundo de las sorginak (brujas) que pueblan la tradición vasca-

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