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Un guardia civil muerto y otro herido al estallar en Madrid un coche bomba activado a distancia

El subteniente músico retirado de la Guardia Civil Miguel Miranda Puertas, de 64 años, murió ayer al hacer explosión un coche bomba a pocos metros del portal de su bloque, en el barrio madrileño de Moratalaz. La deflagración hirió de gravedad. al cabo del mismo cuerpo Julián de la Calle Martín, de 451 años, que regresaba a casa junto con Miranda. Otras dos vecinas resultaron lesionadas. En la zona donde se colocó el artefacto, que fue accionado a distancia, residen funcionarios del Ministerio del Interior, y en las inmediaciones hay tres colegios. Es el primer atentado cometido en Madrid en los últimos cinco meses.

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La tensa serenidada de los hijos

La autoría del atentado apunta claramente a ETA, según la policía. La explosión se produjo sobre las 14.30 en la calle de Luis de Hoyos Sainz, un callejón sin salida que se utilliza para aparcar y como acceso a la estación de metro de Pavones. En ese lugar, cercano a una zona ajardinada y de recreo infantil, estalló un artefacto adosado a un Ford Fiesta con la matrícula falsa M-8283-IS, en realidad perteneciente a un coche robado en Madrid a mediados de noviembre.La bomba fue accionada a distancia al paso de los dos miembros de las fuerzas de seguridad. Ambos salían del metro vestidos de paisano y se dirigían a sus domicilios. Miranda vivía en el cuarto pise) del número 108 y el cabo De la Calle, en un edificio situado enfrente. Uno de los hijos del subteniente fue el primero en reconocer los restos de su padre.

La explosión destrozó el cuerpo del subteniente, que estaba casado y tenía cuatro hijos. El cabo, también casado y con tres hijos, sufrió heridas graves en las piernas y puede: perder los pies. Según el parte facilitado por el hospital Gregorio Marañón anoche, tras una intervención quirúrgica, su estado es "muy grave". Otras dos personas, Azucena Calvet Martínez, de 18 años, que paseaba pon la zona, y Juana Galindo Sinión, que estaba asomada a la ventana tendiendo ropa, resultaron heridas leves.

Un conductor de las ambulancias del Ayuntamiento de Madrid aseguró que el cuerpo de Miranda estaba "completamente mutilado", con restos esparcidos por toda la zona, y que uno de sus pies fue proyectado por encima de una valla.

Numerogos vecinos fueron atendidos de cortes producidos por los cristales rotos, ya que la onda expansiva hizo añicos centenares de ventanas y vidrieras de terrazas de los bloques colindantes. Una docena de coches quedaron destrozados y otros veinte sufrieron diversos destrozos.

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El nuevo delegado del Gobierno en Madrid, Miguel Solans, que hoy toma posesión del cargo, acudió inmediatamente al lugar de los hechos. Fuentes policiales aseguraron que el atentado es similar al cometido por ETA en el aparcamiento del hipermercado Jumbo (al norte de Madrid) el 9 de junio, el último perpetrado en Madrid. En aquella ocasión resultaron heridas 13 personas, 10 de ellas militares.ETA ha asesinado a 26 personas en lo que lía de año.

"Se han movido las casas", aseguró una joven que salió a toda prisa de la ducha al oír la detonación. Numerosos padres acudieron corriendo a recoger a sus, hijos al colegio público Pío Baroja, el más cercano de los tres centros escolares que rodean el lugar de la. explosión. Acababan de empezar las clases de la tarde cuando se produjo el atentado. "Quince minutos antes y algún chaval hubiera pasado por allí", contaba una madre.

Fuentes policiales indicaron que el artefacto estaba compuesto por unos 30 kilos de amosal, con abundante tornillería a modo de metralla, y con empleo de ollas. La policía investigaba ayer si los dos guardias civiles procedían en ese momento de la parada del metro o del autobús y si éste era su recorrido habitual con el fin de concretar si ambos habían sido sometidos a seguimiento por los terroristas.

Todas las fuerzas políticas condenaron el atentado. El presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, visitó a los heridos en el hospital Gregorio Marañón. El alcalde, José María Álvarez del Manzano, declaró: "Madrid es un territorio que no quiere la violencia de ningún signo".

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